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El Bolshói levanta el telón
El edificio del Teatro Bolshói de Moscú, declarado
patrimonio de la humanidad por la UNESCO, ha pasado todo tipo de
vicisitudes. Desde su fundación, en 1776, ha estado amenazado de cierre y
hasta de demolición por los bolcheviques. Pero siempre ha resurgido de
sus cenizas. La joya de la escena rusa ha reabierto sus puertas tras
seis años de polémica remodelación.
La ceremonia de reinauguración ofreció un popurrí de obras rusas y soviéticas, fragmentos de ballet, de ópera y piezas musicales. Se echó en falta al jefe de Gobierno, Vladímir Putin, que prefirió acudir al teatro Et Cetera para celebrar el décimo aniversario de la creación de 'Rosfinmonitoring'. Un gesto que llama la atención ya que 'Rosfinmonitoring' es una institución destinada a controlar los recursos presupuestarios. Las obras de reconstrucción y remodelación del Bolshói han ascendido a cerca de 500 millones de euros. El Bolshói luce su antigua majestuosidad imperial. La sala principal y la situada en el ala derecha, que antes servía para los ensayos, han recuperado el aspecto concebido por el arquitecto italiano Alberto Cavos en 1855. Del palco principal ha desaparecido la hoz y el martillo, sustituida por el águila bicéfala. La misma suerte ha corrido el escudo soviético de la fachada principal.
El telón es una copia del que se instaló en 1856. Pesa
más de 700 kilos en una sola pieza y reproduce la escena de la victoria
rusa en el enfrentamiento bélico de 1612 contra los polacos. El foso de
la orquesta es ahora mayor y la superficie general de todo el inmueble
ha pasado de algo menos de 31.000 m2 a casi 73.000. Y el número de
asientos en la sala principal se ha reducido de 2.100 a 1.720. Lo único
que se ha conservado de la época soviética ha sido la cafetería, que
data de 1937, y el despacho que Stalin se hizo construir tras el palco
grande del lado izquierdo, situado junto al escenario. Ahora bien, la
novedad fundamental es el espacio emplazado en el subsuelo, a 18 metros
de profundidad bajo la entrada principal. Se llama 'Beethoven' y es un
verdadero 'transformer'. Servirá para ensayos y conciertos de cámara. El
aislamiento de esta sala subterránea ha requerido de una labor fina de
ingeniería, ya que hay dos líneas de metro.
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