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El Ballet Biarritz trae un doble programa de inspiración española

Música de Falla y Ravel para 'Amor brujo' y 'Retrato de la Infanta', primera coproducción del Victoria Eugenia

Egilea
Iratxe de Arantzibia
Komunikabidea
Diario Vasco
Tokia
San Sebastián
Mota
Albistea
Data
2008/05/20
La historia de la creación del Retrato de la Infanta es tan complicada como apasionante. Para la elaboración de su coreografía, el propio Malandain ha tenido que seguir los pasos de los testimonios históricos acerca de la existencia de esta partitura de Ravel. «En una carta enviada a su editor, en 1923, Maurice Ravel escribe que Sonia Pavloff, bailarina de la Ópera cómica, acababa de encargarle la música de un ballet: Retrato de la Infanta. Añade que no dispone del tiempo y que, por eso, cuenta con utilizar La pavana para una Infanta difunta, Alborada del gracioso y Rapsodia española, y componer algunos elementos que relacionen las tres obras». «Este ballet -continúa Malandain- es un enigma, ya que no se explican las circunstancias de su creación y nadie sabe si fue representado. La única certeza es que su manuscrito fue reencontrado en 1977, pero, para aumentar al misterio, fue adquirido por un coleccionista anónimo, en una subasta. Tampoco se sabe nada acerca de los cambios que Ravel decía haber compuesto».

Malandain revela que Ravel tomó como eje principal La pavana para una Infanta difunta. «Sin embargo, la creación de esta obra en 1899, no está relacionada con acontecimiento histórico alguno, justificando su título por la aliteración poética de las palabras infanta y difunta. Pero, probablemente, procediera de una oración fúnebre de la corte española. Por falta de información, decidí inspirarme en elementos presentes en la pintura de Velázquez o de una obra literaria como Cumpleaños de la Infanta de Oscar Wilde. Sobre esta última, realicé un dúo para dos chicos que recordaban la escena donde el enano se descubre por primera vez en un espejo».

La colaboración con Manolo Valdés es otro elemento clave en la obra Retrato de la Infanta. Con el escultor valenciano posee en común «nuestro interés por la Historia del Arte y su reactualización». Para la escenografía de esta pieza, Valdés realizó tres Meninas de color malva, que indirectamente, participan en la acción. «Son como los testigos de un espectáculo que puede ser considerado como un reflejo de sus pensamientos», añade el director y coreógrafo. «La elección de las Meninas no es inocente. Podríamos añadir que la presencia de Maurice Ravel en el programa está relacionada con el hecho de que es nativo de Ciboure. Otros datos a añadir es que Velázquez organizó la estancia del cortejo real de Felipe IV en Hondarribia y decoró la parte española del salón de la Isla de los Faisanes, para el matrimonio de Luis XIV y de la infanta María-Teresa», explica el coreógrafo francés sobre la conformación de este doble programa.

 

Pastora Imperio fue quien estrenó el ballet el Amor brujo (1915), con música de Manuel de Falla, y coreografía de danza española. Sin embargo, Malandain no se deja influir por los orígenes de esta obra, a la hora de crear su coreografía, porque «se trata, en efecto, de una obra española, pero su tema refleja otros cuentos universales, como el que narra la invocación de difuntos en los rituales que celebran la llegada de la primavera. Ceremonias que, en su función de regeneración del mundo, utilizaban el fuego como símbolo de la supremacía de la luz sobre las tinieblas, algo que recuerda a la danza de fuego, creada por Falla. De esta manera, el enfoque dado al tema inicial, hace que esta versión del Amor Brujo pueda recordar a La Consagración de la primavera. Una consagración española en cierto modo», concluyó Malandain.

El Ballet Biarritz trae un doble programa de inspiración española
Los bailarines ante las Meninas de Manolo Valdés. [OLIVIER HOUEIX]

 

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