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El anhelo de ser artista en medio de una pandemia
43 jóvenes han acudido esta semana a las pruebas para entrar en Dantzerti y convertirse en una nueva generación de actores y bailarines
La profesora dicta el ejercicio de improvisación: «Eres un prestigioso farmacéutico que va a presentar una pastilla que cura de inmediato la infertilidad. Lo que pasa es que, como parte de los efectos secundarios, el medicamento te convierte en un niño de un año». Andrea Gallego es la primera que debe cumplir con la tarea que todos los aspirantes a actores deberán realizar con diferentes matices. Unos segundos para entrar en situación y, tras ingerir una pastilla invisible, la joven empieza a mostrar síntomas de un extraño síndrome a lo Benjamin Button. Como esta donostiarra de 20 años, un total de 43 candidatos han acudido esta semana a realizar las pruebas de acceso para el curso 2020-2021 de Dantzerti, la Escuela Superior de Arte Dramático y Danza de Euskadi. «Me gustaría verme en los teatros y las pantallas de cine», dice tras pasar la primera prueba.
La convocatoria se ha aplazado un mes debido a la pandemia. Ha habido más inscripciones que el curso pasado, aunque finalmente de los 19 aspirantes de Danza se presentaron 14 y de los 39 de Arte Dramático acudieron 29. El director de Dantzerti, Igor Razquin, señala que hay personas que se apuntan y luego son elegidas para otras carreras, pero no descarta que la Covid-19 haya tenido que ver con algunas ausencias.
Fin de curso a distancia
La pandemia les ha obligado a terminar el curso a distancia, todo un reto para una profesión que requiere entrenar la expresión y el lenguaje corporal. Los geles hidroalcohólicos y la señalética se han sumado al mobiliario del Conservatorio Juan Crisóstomo de Arriaga, en Sarriko, donde se ubica la escuela. Tampoco hay que olvidar las mascarillas, obligatorias durante la primera mitad de la prueba, la teórica, que consiste en analizar un texto sobre danza o teatro.
La segunda parte de la evaluación también ha sufrido modificaciones. En escena solo pueden estar ocho candidatos, cada uno en un espacio de unos dos metros cuadrados dibujado en el suelo con cinta. En ese claustro imaginario, los aspirantes a actores tienen que realizar prácticas de movimiento. En ese escenario fragmentado ha estado Gontzal Royuela, de 18 años. «Siempre he tenido claro que quiero estudiar actuación», dice.
Garoa Bugallo, de 17, hizo la prueba el miércoles y se confiesa: «No voy a mentir, me he preparado un poco a última hora porque con la Selectividad he estado bastante concentrada, pero estos últimos días le he metido más caña que nunca. Soy optimista».
En septiembre podría abrirse otra convocatoria en caso de que sea necesario llenar cupos. Dantzerti abrió sus puertas en 2015 y cuenta actualmente con 77 alumnos, aunque tiene capacidad para crecer hasta 160. Arte Dramático es la especialidad más demandada, pero solo oferta 15 plazas por curso, mientras que en Danza no hay aspirantes para cubrir sus 25 plazas.
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