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El Alarde del Moro más emotivo

Egilea
Juan A. Migura
Komunikabidea
Diario Vasco
Tokia
Antzuola
Mota
Albistea
Data
2011/07/17
Lotura
Diario Vasco
Rememorar el papel de los vecinos de Antzuola junto al rey navarro Sancho I Garcés en la batalla de Valdejunquera -entre la localidades de Salinas de Oro y Muez-, que les enfrentó a la tropas del caudillo del califato de Córdoba, Abd-Al Rahman III, el 26 de julio del año 920, es el argumento del Alarde del Moro que permitió ayer, como durante más de un siglo, mantener viva las revistas de armas del régimen foral guipuzcoano que mostraban a los hombres en edad militar, al estilo de Irun, Hondarribia, Tolosa o Elorrio. Prohibidas tras la derogación del fuero en 1876, para 1881 los antzuolarras escudados en la batalla navarra recuperaron la marcha militar.
La tradición teatralizada y renovada volvió a despertar el interés y agradó al público que además sintió un punto de emoción en los dos homenajes que la localidad dedicó a Iñaki Arbulu, abanderado de la formación durante dos décadas que falleció inesperadamente el pasado diciembre, y al jefe de artilleros, Alejandro Mujika, que después de 50 años al cargo de los dos cañones autores del popular estruendo final, traspasó el año pasado sus funciones a Mikel Larrañaga 'Maki'.
Fueron los momentos más intensos y aplaudidos de la comitiva militar que se prolongó durante 75 minutos. Arrancó a las 19 horas por las calles y concluyó en una Plaza llena de vecinos y forasteros, atraídos por un acto que ha adquirido un aspecto más teatral.
Renovar o morir
Este Alarde del XIX revitalizado con criterios escenográficos del XXI, gana cada año en repercusión tras los retoques aplicados desde 2009 por el trabajo conjunto de investigación de Eusko Ikaskuntza y Mairuaren Alardea Biziberritzeko Taldea. Han dignificado la figura del caudillo apresado, potenciado música, danzas y atrezzo para enganchar y evitar caer en la monotonía.
Con puntualidad partió el desfile para ascender por las calles al barrio deAntigua y después recorrer Beheko Auzoa. A la media hora alcanzaban HerrikoPlaza para abrir la representación.
El califa a caballo desfiló al compás de la 'Marcha Mora'. Sonó la adaptación 'Antzuolako mairuaren martxa', y la partitura para txistu 'Antzuola' de Jose Ignazio Ansorena. Un arreglo a ritmo de zortziko para los cuatro versos que dedicó al Alarde el urretxuarra Iparragirre. «Esan, adiskideak, orduan bezala, Nafarroakin gaur egun, anaiak gerala; bat da gure izarra, bat da gure bandera: Esan beti laurak-bat, izan nahi degula». Es la última estrofa que, como el resto, cantó el coro local. En la actuación participaron los dantzaris de Oinarin con un zor- tziko ofredido por el grupo femenino y una ezpata dantza.
Tras escuchar los versos, y antes de la rendición, Abd-Al Rahman (Juan Carlos Gómez) desapareció de escena para dar paso al relato de los acontecido en siglo X, y la descripción de la bandera y escudo de Antzuola por parte del general (Joseba Iparragirre). Con aire marcial y desde su caballo ofreció un discurso reducido este año a la mitad. Los veteranos del Alarde apreciaron el cambio. «Se mantiene el contenido esencial. El propio Iparragirre nos indicó que el discurso era largo y ser perdía el ritmo del espectáculo», matizaba a la conclusión el escenógrafo, Valentín Moñux, de Mairuaren Alardea Biziberritzeko Taldea.
Regresó con honor Abd-Al Rahman y llegó el momento de la rendición. Sin necesidad de humillarse ni arrodillarse como lo hacía hasta 2008, entregó las armas y juró no luchar contra los antzuolarras. El general le animó al respeto. El revalorizado caudillo respondió en árabe y euskera.
Los textos se declaman en el euskera local para que sean más accesibles y sin distinción de género. De los 175 protagonistas muchos son mujeres que, desde hace muchos, han participado con normalidad. Además de las funciones tradicionales como músicos y dantzaris, en 2010 se incorporó un grupo de fusileras y ayer la primera mujer gastadora en la escolta del general.
Tres en lugar de cuatro
En el tramo final sonaron las ruidosas salvas de fogueo a las órdenes del capitán de la milicia, José Angel Arbulu. Intercalados tres de los cuatro de cañonazos previstos. El guión marcaba dos en la representación y dos de propina en homenaje a Alejandro Mujika. Sin querer, volvió a ser protagonista de la anécdota. En la salva oficial la segundo pieza de artillería falló. Salió a la Plaza a recibir el reconocimiento, y de paso, reparó el cañón. Como ha hecho durante medio siglo este vecino de 77 años, ayer, vestido de paisano cargó las piezas con los paquetes de pólvora de 20.7 y 19,2 gramos, según los calibres de 20 y otro 19 de las piezas, y disparó los cañonazos que Antzuola le dedicaba. Intensa ovación y el capitán de la milicia le entregó un recuerdo.
Aún emocionado y acompañado de familiares y amigos, destacaba que «desde el año pasado no soy el artillero pero seguiré con el mantenimiento de los cañones. Son dos piezas muy valiosas. Al año necesitan dos revisiones a fondo y estar bien engrasados». Mujika se mostró orgullo de haber formado parte del Alarde. «Creo que a veces no apreciamos lo que tenemos en casa». Como hombre de buen conformar también opinó sobre la renovación de la marcha. «Si a los vecinos le gusta, a mí también».
La despedida musical llegó con la interpretación del himno de Antzuola por el público y los protagonistas, pero todavía quedaba el momento más emocionante.
El Alarde dedicó un recuerdo póstumo a IñakiArbulu. Primero unas palabras de agradecimiento: «Gaur-ko eguna berezixa da hainbeste urtian banderia eskuan hartuta ibili izan dan Iñaki arbulu ez dogulako gure artian izan. Ekintza eta ekitaldi askotan zeualako, bere biharra zeuan guztietan han zeualako. Alardian banderadun izan da 20taka urtian, baina baitta herrixan banderadun eta jarraitzeko eredu bere bizitza guztian. Horren adierazgarri, Iñaki handixai, gure omenaldi txikixa egin nahi jau eta horretarako, senideei, oroigarri bat emungo jeu». Después su hermana María Dolores recogió de manos de la alcaldesa, Inma Beristain, un perfil en acero inoxidable que refleja la silueta de Iñaki portando la bandera. Sus compañeros de trabajo en la empresa Elay se han encargado de fabricar la pieza. En la marcha otros tres hermanos Arbulu siguieron con intensidad el momento, el capitán Joxe Angel y los dulzaineros Bittor y Andrés. La bandera, que solía llevar Iñaki, es uno de los elementos centrales del Alarde por ser la réplica de la arrebatada en Valdejunquera, junto con las armas, como recordatorio del ordenamiento militar foral que se perdió en el siglo XIX.


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