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El agua no entiende de arte

Las inundaciones obligan a cerrar Arteleku al menos durante seis meses

Egilea
ruth pérez de anucita
Komunikabidea
Noticias de Gipuzkoa
Tokia
Donostia
Mota
Albistea
Data
2011/11/10
Lotura
Noticias de Gipuzkoa

Como si fuera un desmentido contundente al prejuicio de que Arteleku era un lugar ajeno a la realidad, las inundaciones que han destrozado pisos, talleres, coches, proyectos y sueños, no han hecho tampoco una excepción con este centro de arte contemporáneo, adosado a la ribera del Urumea. Tres días después del temporal, el metro y medio de altura que alcanzó el agua ha descendido, pero los efectos del desgarro no se han disipado. Tardarán meses en hacerlo. En algunos casos, las consecuencias quizá sean irreversibles.

Mientras un grupo de vecinos contemplaba ayer por la mañana cómo el barro ha ahogado las huertas colindantes, desde el interior de Arteleku, que alberga también el embrión creativo de Tabakalera, se proyectaban los sonidos inequívocos de la actividad. Había artistas, sí, pero dedicados a transportar material de la parte baja a la alta, además de profesionales del Archivo de Tolosa, acostumbrados a la recuperación de documentos, restauradores de Gordailu, equipos de limpieza y mantenimiento y trabajadores de empresas dedicadas a la gestión cultural. Como ha ocurrido en la zona a la que pertenece, Martutene y Txomin Enea, el reverso de la imagen del desastre ha sido la fotografía de la solidaridad. "Hemos tenido que limitar el acceso porque había muchas ansias de participar en la recuperación", reconoce el director del centro cultural Koldo Mitxelena, Frantxis López Landatxe, que integró la primera comitiva que accedió a Arteleku el lunes.

"El domingo, para cuando saltó la alarma, ya no se podía entrar, como les ocurrió a los vecinos: cuando la gente notó la subida ya era tarde". El lunes se calzaron las botas de goma y se toparon con "una visión espantosa". "Nunca puedes imaginar que el agua pueda hacer esos destrozos", señala López Landatxe. En la planta baja, obviamente la más afectada, se situaba el centro de documentación, las oficinas de producción, un espacio de uso múltiple en el que ahora se estaba preparando una exposición de Mugatxoan -"que se la ha llevado el agua"-, los talleres multimedia -"en los que se han estropeado los ordenadores, los equipos y las cámaras de vídeo"-, y el salón de actos, con todos los equipamientos audiovisuales.

De la colección de revistas Zehar, solo queda un ejemplar (ademas de la colección del Koldo Mitxelena): el resto han desaparecido bajo el agua. Además de libros, se han perdido muchos dosieres propios de la historia de Arteleku. Se trata de materiales "únicos" porque se crearon en la fábrica artística y en su entorno, o porque solo este centro tuvo la "sensibilidad" de recogerlo.

En estos días, las desgracias rivalizan, y un centro cultural puede parecer un tema menor. Pero también en Arteleku existen "dramas personales", enfatiza un trabajador. Como el caso del maestro estampador Don Herbert. El artista norteamericano, uno de los mejores de su especialidad, ha trabajado en Arteleku desde su fundación donde estableció constantes colaboraciones con artistas como Eduardo Chillida y Néstor Basterretxea. Su taller de litografía y serigrafía ha quedado arrasado. "Todo, la obra de una vida entera, se ha ido a hacer puñetas", lamenta.

Detalles. En sus más de dos décadas de historia, Arteleku había sufrido la crecida del río, pero de un modo más leve. "Alguna vez había entrado agua, se había estropeado un poco el suelo o había afectado a un almacén secundario, pero nunca como ahora. Jamás había llegado a la mediateca", recuerda el trabajador.

"No existe un protocolo escrito para este tipo de catástrofes", detecta López Landatxe pero, con el objetivo esencial de "preservar la memoria de Arteleku" ("intentamos recuperar más de veinte años de historia", puntualiza), además de las tareas básicas de limpieza, el inventario e informes exhaustivos destinados al seguro, exploran métodos para recuperar piezas, desde el secado hasta la inmersión de discos duros en arroz para recuperarlos. Para que todo lo que se ha hecho no quede en papel mojado.

"Felizmente, muchos temas de la videoteca de arte se habían digitalizado y guardado en discos duros externos", celebra el director del Koldo Mitxelena, que también anuncia buenas noticias sobre la programación. "De ahora a diciembre se mantendrá gracias a la solidaridad de varios centros: la Universidad, las casas de culturas y el propio Koldo Mitxelena", concreta. Algo vital porque, de hecho, Arteleku tardará en funcionar de nuevo. Es pronto para hacer previsiones pero "grosso modo, seis meses", calcula, "entre reparar el suelo levantado, la reposición de los materiales y la reflexión sobre la reubicación de los espacios".

La compañía Dantzaz, que tenía su sede en Arteleku, ensaya provisionalmente en el estudio de danza del Teatro Victoria Eugenia.

Más adelante, cuando se recobre la calma, se hará un llamamiento a los artistas para que participen en la confección de la memoria colectiva de Arteleku con el material que ellos hayan conservado de sus participaciones en el centro.

Hay quien ya se ha adelantado para desplegar su ayuda. "Hemos recibido un e-mail del Gremio de Libreros de Euskadi en el que nos ofrecen un descuento importantísimo para reponer libros", agradece López Landatxe.

Grandes detalles que movilizan pequeñas esperanzas en la "negra" coyuntura. "Es un mal momento, ahora que están cerrando todos los grifos, será difícil que abran uno para la cultura", advierte el trabajador de Arteleku. "Las máquinas pueden ser más o menos caras, pero son lo de menos. El patrimonio bibliográfico y documental, en cambio, es mucho más difícil de salvar".

Las inundaciones no han podido, sin embargo, con los militantes del optimismo. Jon Munduate, un artista de Mugatxoan ligado a Arteleku desde hace años, sacó varias fotografías del estado del centro. Una de ellas era especialmente inverosímil: sobre dos sillas, se situaba una mesa al revés y sobre ésta, una tabla en equilibrio. "Parecía una instalación -describe el director del Koldo Mitxelena-, y quise hacer una lectura positiva: a pesar de toda la destrucción, el arte renace".

Una de las dependencias de Arteleku, dañada por el agua y el barro, tras las inundaciones en el barrio de Martutene

(R. Plaza)

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