La historia de Duguna (75º aniversario) es la historia viva de esta ciudad. La historia de mujeres que tuvieron que abrirse camino para bailar junto a los hombres en los actos oficiales y que se veían obligadas a dejar el grupo cuando se casaban. La historia de jóvenes que, por aquellos años, cruzaban la frontera y hacían el saludo a la bandera con la ikurriña en un Iparralde sin censuras.
La historia de unas fiestas que, como dicen los veteranos, no se vivían en la calle (el colectivo arrancó en 1949) sino en el interior de clubes privados al son de alguna orquesta. Sin un programa oficial, sin música y danza para todos y todas.
El grupo de danzas fue precisamente junto a las peñas uno de los elementos claves a la hora de popularizar la fiesta, de hacer bailar a la ciudad, de hacerla convivir entre diferentes, de sacar a bailar a mozos y mozas. El nivel que hoy tiene Duguna / Duguna Iruñeko Dantzariak nos pone hoy la piel de gallina. Ensayos de seis horas a la semana con los que dan la talla. Mucho esfuerzo y disciplina detrás.
Mucho amor por nuestras tradiciones y nuestro folklore también de nuevas generaciones. El alma de la fiesta son todos los colectivos que, al igual que ellos, como la comparsa, txistularis, gaiteros, txarangas, La Pamplonesa y otros artistas que nos hacen levitar. Aprendí danzas tradicionales cuando era pequeña y me sigo emocionando cuando veo interpretar una soka-dantza con los cascabeles de Luzaide tintineando en el aire y ángeles volando por los aires. Admiración absoluta. ¡Viva San Fermín, Gora San Fermín!