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¿Dónde están las mujeres?

Así titulaba una noticia un periódico español no hace mucho tiempo.
Egilea
Julen Orbegozo
Komunikabidea
Durangon
Mota
Iritzia
Data
2018/10/01
Lotura
Durangon

Las mujeres están hoy en las universidades, están en los medios de comunicación, están en los parlamentos, los ayuntamientos y las asociaciones de barrio. Las mujeres están en las empresas, en muchos consejos de dirección, en los sindicatos. Las mujeres están en casa y en la calle. Están donde siempre estuvieron y donde nunca han estado. Y están porque ellas mismas lo han peleado.

Mujeres como María, el 29 de septiembre de 2018, día de San Migel, estaban en la plaza de Iurreta, como miembros del primer grupo de dantzaris compuesto por hombres y mujeres que bailaban en la anteiglesia el dantzari-dantza. Mujeres jóvenes que seguramente recogen el testigo de tanto trabajo realizado por sus madres, abuelas, bisabuelas. María, igual que sus compañeras, tenía un gesto de satisfacción, orgullo. Honor. Fue la primera mujer que ha levantado un grupo de dantzaris de Iurreta, a modo de txotxongilo, en el día de San Migel.

El simbolismo del momento fue espectacular; aunque, en realidad, la mayoría de las personas que disfrutábamos del momento mirábamos los pasos como si fuera otro año cualquiera. El dantzari-dantza es, de hecho, la alegoría perfecta de una simbiosis entre tradición y fiesta. Desconozco sus orígenes y su significado, pero es evidente que forma parte de un ritual de gran arraigo e importancia y que se celebra en ese espacio público tradicionalmente tan masculino y masculinizado. Los tres símbolos de la vida pública (poder eclesial, poder político y “poder social”) centran sus miradas en el dantzari dantza de varios pueblos y barrios de Durangaldea. Bajo la iglesia, con la presencia de alcaldes y concejales, junto al donienatxa. En la plaza.

Y un 29 de septiembre de 2018 esa coreografía que algunos textos públicos catalogan como “viril” cambió de protagonistas.  Se repitieron las melodías y los pasos. Pero hubo un hecho histórico. Y no habrá vuelta atrás en muchos años, seguro. Representa, en mi opinión, el paradigma de la cesión de poder y privilegios de los hombres que estamos viviendo a cuentagotas en muchas partes del mundo, y en muchos ámbitos de la vida, también de la vida pública. Y sí, he de reconocer, que yo también habré sentido miedo. Mi voz, mi lugar, mi identidad en este mundo y el de millones de hombres están siendo replanteados.

Iurreta es, pues, el ejemplo de todo esto, pero sirve para todos los pueblos y ciudades. Por eso, en una conversación de whatsapp a tres bandas, me sentía triste y decepcionado porque algunos medios de comunicación no hubieran destacado nada. Pensé, incluso, que esta “noticia” podría vendérsela antes a un periódico sueco que a un periódico vasco. Y así fue, más o menos. ¿Por qué no había venido EiTB? ¿Por qué nadie habla de un avance como la copa de un pino? Como aquel que dijo, ” es la economía, estúpido”… yo pienso, “es el marco de la noticia, estúpido”. Y el marco, creo, no debe ser meramente descriptivo; debe ser mucho más.

¿Cuántas mujeres habrán cuestionado esta tradición y no han recibido una respuesta convincente? ¿Cuántas mujeres habrán luchado para poder participar en igualdad de condiciones, con los mismos roles, con las mismas responsabilidades, en el espacio público? No es casualidad que el honor de ser dantzaris correspondiera a los hombres. Ese tipo de honor sobre el que, pronto, será  momento de empezar a debatir.

¿Dónde están las mujeres, pues? Tras, al menos 200 años, las chicas estaban bailando por primera vez en la plaza junto a los chicos.

Después de cientos de años, los espacios vetados a todo lo que no fuera hombre, viril, se abren a la participación de las mujeres y de otras formas de estar en este mundo diferentes. Cuando esto se consolide, espero que pronto, será el momento de preguntarnos si queremos que la aportación de las mujeres sea cuantitativa, principalmente, o si queremos cambiar esos espacios pensados por y para los hombres viriles. Si queremos que las dantzaris se vistan de hombres para poder ser el txotxongilo, si los zezenak dira deben ser el principal gasto de los San Faustos o si deben ser los futbolistas las personas con más dinero y prestigio de este mundo.

Eskerrik asko, por cierto, a toda la gente que he conocido o he vuelto a ver durante este año, barrio a barrio, pueblo a pueblo, viendo el dantzari-dantza después de la pertinente misa. Allá vamos, Ekhi y yo, de Bakixa a la plaza de San Migel, pasando por Amatza, Oromino, Garai, Berriz… con el móvil haciendo de cámara, intentando encuadrar una coreografía que podría contarnos mucho de lo que hemos sido, somos y seremos. Eskerrik asko a Ekhi por haberme despertado la curiosidad por algo que sentía ajeno. Y eskerrik asko y animo a todos los dantzaris del pasado, del presente y del futuro.

 

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