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Diez nuevos matrimonios para la Cofradía de Santa Ana
Se reeditó ayer la tradición santanera que se mantiene desde hace más de cinco siglos
Existe constancia documental de que ya en 1509, concretamente el 26 de julio (Santa Ana) de aquel año, sus miembros, reunidos en la iglesia de San Bartolomé, de Ordizia, aprobaron las ordenanzas de la Cofradía, que surge y abre la puerta a los casados durante el año y que quieran honrar a la patrona de la villa.
El día de la fecha, la Cofradía de Santa Ana asiste a su festejo anual y a la ceremonia de bienvenida a sus nuevos miembros, la jornada siguiente a la celebración del día de la protectora y abogada del municipio. Quizá se explique, porque el día anterior, 26 de julio, festividad de Santa Ana, la comunidad asiste en solemne procesión al desfile en torno a la imagen de la madre de la Virgen, por las calles céntricas.
Ayer, manteniendo la costumbre, de un total de 35 matrimonios llevados a cabo en Ordizia durante los 12 últimos meses, 10 fueron los que se postularon como aspirantes a nuevos cofrades, decisión que les llevaba a presentarse en el salón de plenos de la Casa Consistorial para las 10 de la mañana.
Signo de los nuevos tiempos, que la Cofradía celebra como propios, varios de los nuevos matrimonios ingresaban en la cofradía siendo ya padres de familia. Entre ellos, los argentinos, Raquel Alderete y Eduardo Burgos, casados el pasado 20 de enero, que aportan a la hermandad dos vástagos. Dicen los estudiosos del libro de actas, que se conserva desde 1792, que es la primera vez que inscribe a un matrimonio siendo los dos originarios de lejanas latitudes, presentando la misma nacionalidad. Itxaso Muñoz, ordiziarra, embarazadísima, sobre el papel a tres semanas de ser madre, se portó como una campeona.
En el salón de plenos, en un ceremonial acompañado de una gran carga simbólica y un orden genealógico ordiziarra, en presencia del alcalde, el secretario municipal leía el acta que, a continuación firmaban el propio alcalde, el secretario, los mayordomos salientes y los nuevos cofrades. Y acto seguido, manteniendo el rito ceremonioso, del Ayuntamiento a misa mayor y regreso, con parada en la Plaza, ante el pueblo allí congregado, a reeditar la Eskudantza.
En el orden de la cuerda de dantzaris, dos papeles principales para los dos únicos varones nacidos en Ordizia, aurresku; Egoitz Iztueta, atzesku; Aimar Saldias. Y en el lado femenino, otra tanto de lo mismo para la primera y segunda damas; Izaskun Sarasola Hidalgo y Arantzi Sanz Lekuona.
Mayordomos
Como mayordomos, encargados de ese ritual que requiere acompañar a las damas desde el Consistorio hasta la Plaza, en esa ceremonia de presentación y custodia en sociedad; Mikel Ayerbe (Beasain), Eduardo Burgos (Argentina), Iñaki Luzarraga (Bermeo) y Asier Arrizabalaga (Beasain).
De las cinco ententes matrimoniales, la única en la que sus dos miembros eran nacidos en Ordizia era la formada por Izaskun Sarasola y Aimar Saldías.
Tras la eskudantza en la Plaza, de la misma manera, en línea, siempre siguiendo el lado derecho de la calle, desfile por Mayor, Santa María (almuerzo por obsequio, siguiendo una vieja tradición, en el restaurante Martínez, una casa centenaria), plaza Nicolás Lekuona, calle Mayor y regreso al salón de plenos.
Allí, aurresku y atzesku, fenomenal en su labor sin haber tenido conocimiento anterior de las danzas recuperadas por grandes maestros como Iztueta y Pujana. Bailaron de nuevo con suficiencia ante el alcalde y cofrade mayor, el 'agurra', ya de despedida.
Diez parejas que han contraído matrimonio durante el año transcurrido participan en la tradición santanera. / MARIN
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