Denuncia social

Crítica de danza

Durísima e incómoda obra, la propuesta de Santamaría remueve las conciencias más anestesiadas por el goteo informativo incesante y diario sobre el maltrato machista. El tema central del espectáculo está tratado con toda su crudeza y crueldad, sin justificaciones o medias tintas. Sobre el personaje de Aída Badia recae el máximo peso en la pieza y se crece con el reto de encarnar a la mujer maltratada. El grito asfixiado, el llanto estremecedor, el susurro ahogado y el dañino silencio aparecen perfectamente dibujados en su profunda e intensa interpretación. Como contrapunto, Christian Alessandria personifica al maltratador machista, ayudado, además de por el gesto severo, por el ambivalente artilugio escénico -una veces, cama, otras, potro de tortura-. En el plano coreográfico, Santamaría sintetiza influencias de muy diferente cuño, resultando evidentes ciertas reminiscencias a Duato. El empleo de elementos simbólicos, tales como el velo, enriquece el sentido general de la obra. 'Vergüenza' está creada para turbar al espectador y éste reacciona primero, con silencio y luego, con aplauso desde su alma quebrada.