De Lanz a Tolosa pasando por Irún

Cincuenta músicos, dantzaris y cantores participan en el espectáculo Inhaute Inhaute

El montaje reunió sobre el escenario del Amaia a cincuenta personas, entre músicos, dantzaris y cantores. Además de Kemen Dan-tza Taldea, Hegipar Musika Taldea y Gazteluzahar Abesbatza, el espectáculo ha contado con la participación del artesano irundarra Xabier Garate, que ha preparado los decorados y la empresa Irudi Ots, ubicada en Ventas, que se ha encargado del sonido.



«Hemos hecho un esfuerzo importante para llevar a cabo este montaje, sobre todo en el terreno musical, donde hay que destacar el trabajo realizado por Iñaki Diéguez», añade Angel Belio. «Los arreglos, la coordinación de música y letra y la escenificación llevan muchas horas. Desde el principio, tuvimos la idea de hacer un espectáculo sobre el Carnaval. La pena es que la tradición del Carnaval euskaldun en Irún no cuenta con demasiados antecedentes. El repertorio musical y folklórico irunés sobre este tema es escaso, aunque tenemos la canción Irungo Inhauteriak, del maestro Azpiazu y del Himno del Zanpantzar, que yo compuse».



Los dos temas irundarras forman parte del espectáculo, «que expone diferentes representaciones del Carnaval euskaldun, desde Zubieta e Ituren, pasando por Lanz hasta Tolosa, Luzaide o Zuberoa. La idea fue unir en un mismo montaje música y danza, con un hilo argumental que dé una idea de lo que se puede considerar el carnaval en Euskal Herria, con músicas populares y temas de composición propia», añade Belío.



El argumento



El espectáculo empieza con el despertar de una cuadrilla que se dispone a recorrer los caseríos, anunciando el Carnaval. Zanpantzar y los txuntxurros acompañan a los mozos, que van pidiendo alimentos para después organizar una comida. Tras pasar la mañana recorriendo los baserris, la cuadrilla se reúne para dar cuenta de las viandas y, entre plato y plato, todos salen a bailar.



Llega la sobremesa, en la que no pueden faltar los coros. Mientras los cantores ejercitan sus gargantas, aparecen los gitanos con el oso e improvisan un baile. La comilona termina en una gran mozkorra y en plena resaca, la cuadrilla culpa a Zanpantzar de haberles llevado a ese estado lamentable. Zanpantzar es entonces juzgado y ajusticiado.



La historia sirve para recopilar y dar a conocer en un único montaje los bailes y la música del Carnaval de Euskal Herria. Por este motivo, Angel Belio destaca también «el valor pedagógico que creemos que puede tener este espectáculo».