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De Lanz a Moscú

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Diario de Noticias
Mota
Kronika
Data
2008/12/11

El doble concierto para violín, violonchelo y orquesta de Brahms tuvo de protagonistas a dos solistas, podríamos decir, de casa. Y se notó, porque siempre que tocaron a dúo la compenetración fue perfecta. Para mí, fue lo mejor del concierto, por encima, incluso, de sus intervenciones en solitario. Consiguieron trasmitir un concierto luminoso, donde otras veces esta obra aparece más oscura; lleno de lirismo, con fraseos y cadencias muy hermosas, y equilibrado de sonido; nunca el violonchelo utilizó su primacía en contra del violín. Lorenz Nasturica y Asier Polo abordan el concierto con fuerza interiorizada, más que con espectacular sonoridad. El arranque del violonchelista es rotundo, dominador. La incorporación del violinista es siempre delicada, incisiva por su nitidez, sin ninguna aspereza. Bien solucionado en ambos el alto grado de virtuosismo, el resultado, con una orquesta que acompañó correctamente, resultó muy musical.

Pinchas Steinberg, titular de la velada, dejó hacer a la orquesta en estas dos obras que precedían a la cuarta sinfonía de Chaikovski, y fue aquí donde realmente sacó su concepto de versión original y personal de una partitura. Steinberg -que ya tiene una edad- dirige la cuarta de memoria. Su criterio es el de los maestros de antes: sensación de calma en el tempo -independientemente de que el allegro con fuoco sea arrebatador-, dirección un tanto horizontal, o sea que todo se dilate un poco para que se escuchen las segundas voces, los adornos del tema, todo lo que sostiene a la melodía que sale. Su gesto es vitalista, seguro, con ramificaciones en los brazos para las entradas de las respectivas familias orquestales. Sostiene a los metales con la palma de la mano, arrea a la cuerda con el gesto de vibrato , en fin, la dirección de un clásico. La respuesta de la orquesta es excelente, sobre todo en la cuerda y las maderas. El vals, por ejemplo, es de gran vuelo en todas las secciones, salen las violas y los violonchelos, y no sólo cuando llevan el tema. Cuando las melodías deben avanzar poco a poco hacia la explosión del tutti orquestal -y esto se repite mucho en esta sinfonía-, la andadura es homogénea, sin adelantamientos inoportunos. En el final, la cuerda es un bloque compacto poderoso que no se acobarda ante la sonoridad que dejan los desaforados metales. Gustó mucho al público la versión, que premió con bravos y cerrado aplauso.

 

orquesta sinfónica de euskadi

Intérpretes: Orquesta Sinfónica de Euskadi; Lorenz Nasturica, violín, y Asier Polo, violonchelo.Director: Pinchas Steinberg. Programa: Obras de Javier Bello Portu, Johannes Brahms y Chaikovski. Programación: Ciclo de la orquesta. Lugar y fecha: Auditorio Baluarte, 1 de diciembre de 2008. Público: Casi lleno.

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