En un principio, los dantzaris sólo participaban en eventos que se organizaban en los alrededores de Leitza, pero, poco a poco, se ha ampliado la zona y han visitado una multitud de pueblos y ciudades de toda Euskal Herria. En este contexto, los jóvenes dantzaris han viajado recientemente al Este de Chequia, donde han participado en el festival Babi Leto de la ciudad de Mazinarodni, donde se han esforzado por difundir la cultura, los bailes y la exquisita gastronomía del País Vasco.

Como casi todo en esta vida, la oportunidad de trasladarse al país europeo nació por casualidad. Joseba Sagastibeltza, uno de los encargados de dirigir el grupo, trabaja con un hombre de nacionalidad checa y fue éste quien le planteó la idea de representar a Euskal Herria en el festival intercultural que se celebra desde hace 14 años, con una periodicidad de dos años, en el Este de Chequia.

Los ojos de Sagastibeltza comenzaron a brillar en cuanto escuchó la oferta. El resto de los 25 miembros del grupo tuvo una reacción similar. Estaba decidido. Irían. Pero, era necesario perfeccionar los pasos y multiplicar los ensayos para dar la talla. Todo tenía que salir a la perfección.

Durante varias semanas se reunieron diariamente para repasar el Ingurutxo , la Ezpatadantza , la Saski dantza y los demás bailes. "Fue un poco duro porque en verano habíamos bailado en muchos pueblos y la gente necesitaba descansar", explica Joseba. Pero, como se afirma popularmente, "al que algo quiere algo le cuesta", y ese fue el caso de los 26 leitzarras. Después de asegurarse de que todo funcionaba de maravilla, el día 13 de septiembre montaron en un autobús que los trasladó hasta Mezinarodni en 48 horas. Un largo trayecto en el que la ilusión palió los efectos del cansancio acumulado.

Una vez en el lugar, se percataron de cómo iban a transcurrir los cinco días que faltaban para regresar de vuelta a casa. La ciudad checa estaba repleta de grupo de bailes de toda Europa que compartirían escenarios y calles con los jóvenes leitzarras.

"Fue un festival popular. Actuamos en las calles, las casas de cultura y los escenarios de la calle, por lo que todos los ciudadanos se implicaron en la fiesta", señala uno de los encargados del grupo de dantzaris de Leitza. Y es que durante los cinco días que duró el evento, los invitados del festival impregnaron las calles con típicos atuendos, bailes y canciones de los países de origen.

diversidad de culturas

Encuentro de diez pueblos

Al festival del país checo acudieron diez grupos de baile de diversas nacionalidades como Bulgaria, Chequia, Eslovaquia y Polonia, entre otros. A lo largo de los cinco días recorrieron diferentes ciudades y en todas ellas representaron las mejores danzas de los lugares de origen. "La Ezpatadantza y el Ingurutxo son los que más sorprenden al público de fuera", informa Joseba, "aunque lo que más les llama la atención es que no cantemos mientras bailamos", añade. Y es que, según informa el joven profesor de bailes vascos, en el extranjero es algo usual que los bailarines coreen las músicas y hasta les pongan letras.

Además de los bailes, los leitzarras instauraron un stand en el que dieron a la opción de degustar los manjares de nuestra cocina. "Llevamos muchas cosas, pero fueron el pacharán y la sidra los que más éxito cosecharon", comentan.

Un grupo con casi medio siglo de historia

La data exacta es algo desconocido para los dantzaris de Aurrera, pero saben que el grupo nació hace más de 40 años de manos de varios jóvenes de la localidad que pretendían dar a conocer los típicos bailes de la zona. Comenzaron a bailar en Leitza y las localidades de los alrededores, pero, poco a poco fueron ampliando el mapa y los bailes. Si en un principio sólo representaban el Ingurutxo y la Ezpatadantza , en la actualidad, además de los anteriores, se bailan típicas danzas de Guipúzcoa, Vizcaya y resto de territorios gracias a los conocimientos que el tolosarra José Luis Vallejo compartió con los navarros. Además, el grupo de danza Aurrera ha participado en diversos campeonatos, exhibiciones y festivales culturales de toda Euskal Herria. Y, por lo que explican los actuales componentes, la aceptación ha sido siempre inmejorable. Con el paso de los años, decenas de personas han ido adhiriéndose y en la actualidad existen dos grupos bajo el mismo nombre; el de los más pequeños y el de los adultos. El primero está compuesto por 12 niños y 24 niñas y el segundo, que cuenta con 26, 13 mujeres y otros tantos hombres de entre 16 y 29 años. >