Danza sin límites ni barreras

eL destino las cruzó en el camino. A Lorea Igartua, una oñatiarra aquejada de una parálisis cerebral que le obliga a moverse en silla de ruedas, se le abrieron las puertas de un mundo con el que siempre ha soñado, el de la danza. "Conocer a Nahia Iparragirre ha sido muy importante en mi vida. Ella, que es muy buena bailarina y trabaja como actriz, me ha enseñado que los sueños pueden hacerse realidad", explica.

La inmediata complicidad que surgió entre ellas hace ya tres años tiene su vertiente escénica en Lorearen Nahia, el montaje que hoy (19.30 horas) representarán en la Herriko plaza -si hace mal tiempo, en Santa Ana antzokia-. La organización del espectáculo corre a cargo del departamento municipal de Bienestar Social, que para tan especial ocasión ha invitado también a la compañía de danza Verdini, integrada por bailarinas con alguna discapacidad.

"Desde pequeña me ha gustado bailar, pero no tuve oportunidades para hacerlo. En Oñati sólo existían las danzas vascas, como en otros pueblos. Así que en 2007 en un curso de lenguaje de signos conocí a Nahia y decidimos hacer un intercambio: yo le ayudaba a preparar el examen de lenguaje de signos y ella me enseñaba a bailar. En enero de 2008 nos pusimos manos a la obra", relata Lorea, que atendió amablemente la llamada de este diario desde el centro Iza de la fundación Matia en Donostia, donde reside hace cinco años.

"Cuando bailo siento algo especial. Para nosotros, a través de la danza se crea un mundo sin barreras. Me lo paso bien e intento que el público disfrute y vea que una persona con discapacidad también ez capaz de bailar. En este caso, una persona con parálisis cerebral", añade esta oñatiarra, cuyo espíritu inquieto y afán de superación le permitió diplomarse en Educación Especial.

En Lorearen Nahia, una coreografía de unos diez minutos con música en directo (José Miguel Dorronsoro a la guitarra y Arantza Molina al violín), surgen "dos mundos con sus propios movimientos que se encuentran. Es un trabajo creado entre Nahia y yo", precisa Lorea, que tras realizar exhibiciones en Hernani, Irun o Bilbao llega ahora a su localidad natal. "Siempre he querido actuar allí, aunque me da respeto", confiesa.

El segundo plato fuerte de esta tarde será Verdini Dantza Taldea, el grupo de psicodanza donostiarra fundado en 1992 que logró la Medalla al Mérito Ciudadano en Donostia en 2008, que presentará su obra Dantzaria naiz, donde la coreógrafa Isabel Verdini no narra un argumento definido, sino más bien plantea una serie de interrogantes acerca de cómo la discapacidad es fuente de expresiones artísticas.

Jóvenes con síndrome de Down, acompañados por bailarinas-monitoras, mostrarán la técnica, danza y evolución de 18 años de proyecto.

Lorea Igartua (delante) y Nahia Iparragirre durante uno de sus espectáculos. (Foto: n.g.)