Danza en clave de futuro

La primera pieza corrió a cargo del trío gazteiztarra Ikutu dantza taldea que expuso un atractivo trabajo, titulado Bostak, S2, bien construido y ejecutado con precisión y calidad. En él, Adriana Gascó, Jorge Ferreira y Ruth Berikoetxea abordaban una temática física, reflexionando sobre la variedad de estímulos que percibe el cuerpo en todo momento.



A continuación, la experimentada bailarina Célia Thomas daba forma a la coreografía compuesta por Pantxika Tellería, de San Juan de Luz, sobre una música de Juan Carlos Pérez y que llevaba por título Firua. Una interpretación fría y distante junto con una propuesta muy formalista nos impidieron acceder al contenido de esta pieza, que se nos antojaba una pura secuencia de movimientos, sin lógica que los engarzara, que no fuera el azar o la pura estética.



Saioa Ibañez, con su Hies puntuak, nos presentaba un interesantísimo trabajo sumergido de lleno en la búsqueda y la experimentación del movimiento. Este sólo se transformó en un monólogo lleno de argumentos, en movimiento lleno de sugerencias con infinidad de matices. Fuerte, sincera y natural, esta bailarina guipuzcoana dejó constancia de su sólida formación y de su talento artístico en el escenario.



Mayda Zabala presentaba junto a Isidro Zapatero una pieza ligera y agradable en la que nos habla del amor y que titula ...Y descuelga mi corazón. Propuesta nada original, ya vista en muchas ocasiones tratada desde este mismo prisma, sin embargo, bien construida e interpretada con gran calidad por estos dos excelentes bailarines.



Natalia Monge, para terminar, exponía su trío titulado Mejor mal acompañado que sólo, pieza que no llegó a cuajar, con un planteamiento simple, pobre en recursos y momentos gratuitos que no conseguían hilar el argumento con fluidez.



Esto es lo que dio de sí la presente edición del la Muestra , de la que sin embargo, quedaron fuera otras tantas piezas que no fueron seleccionadas y que no tendremos oportunidad de ver.