Del gris y el negro al verde pasando por el rosa. Es la colorimetría del "tríptico vanguardista" Distirak (Destellos) que la compañía Dantzaz exhibirá el próximo miércoles, 27 de noviembre, en el Teatro Gayarre de Pamplona. En escena, 12 bailarinas/es que desplegarán tres coreografías creadas por tres coreógrafos invitados por la factoría vasca. La navarra Yaiza Vela entre ellas/os.
Dantzaz continúa, así, con el empeño de seguir apostando por la profesionalización de la danza y por la creación de públicos. Y es que, una vez más, los datos no son positivos, y es que el Anuario de la SGAE publicado la semana pasada indicaba que solo un 4% de las artes escénicas programadas en 2023 en el Estado correspondieron a propuestas de danza. Hay que matizar, eso sí, que en Navarra ese porcentaje sube hasta el 12% y que, aunque aun no se han recuperado las cifras previas a la pandemia, el año pasado sí subió la actividad en este ámbito, con subidas del 4,5% en el número de funciones, del 28% en la asistencia y del 9,6% en la recaudación.
"En las oportunidades que tenemos, queremos conseguir que el público salga con ganas de volver a ver danza", apunta Fernando Sáenz de Ugarte, director general de la compañía, muy contento por poder volver al Gayarre, "que es como nuestra casa", donde en 2021 presentaron Bat.
En la compañía desde este año
Dantzaz llegará el 27 de noviembre al Gayarre con tres coreografías creadas en 2023 por tres profesionales de distintos orígenes y tres tendencias artísticas diferentes. En ese sentido, para las/os bailarinas/es, el espectáculo resulta "muy interesante, porque recibes estímulos distintos". Y es que, como cuenta Yaiza Vela, desde movimientos muy fijados en Staff y Pink hasta el espacio de improvisación que proporciona Verdantz.
Natural de Mutilva, Vela comenzó a bailar de niña en la Escuela de Danza del Gobierno de Navarra, "pero quería seguir" y completó su formación en el Conservatorio de Burgos, donde conoció el trabajo de Dantzaz, que funciona "como una familia" y donde "te reciben muy bien", comenta. La bailarina ingresó en este proyecto en mayo, aunque hasta agosto, y dado que tenía trabajos por terminar, no pudo subir al escenario con Distirak. "Mucha gente dice que aquí (en referencia a Euskal Herria) no se puede trabajar en danza, pero no es así, solo hay que informarse bien y apoyar lo que se está creando", agrega, y apunta que, dentro de las actividades de mediación que promueve esta compañía, el pasado sábado impartió un taller sobre inteligencia emocional desde la danza al que acudieron cerca de 25 docentes de la Comunidad Foral. "El feedback fue muy positivo y este tipo de propuestas nos parecen muy interesantes para acercarnos a la danza", en gran medida porque dotan de "herramientas" y "recursos" a profesoras/es para saber leer qué tipo de emociones expresa su alumnado.
'Staff', 'Pink', 'Verdantz'
La primera pieza, Staff, es obra del italiano Giovanni Insaudo, que fue bailarín de Dantzaz hace 12 años. "Le interesaba trabajar la incertidumbre después de la pandemia, qué sucedería con los teatros y escenarios cerrados", indica Sáenz de Ugarte. Y así nació esta coreografía que se inspira en las reaperturas después del covid-19 y que, más concretamente, homenajea a las/os técnicas/os, que son "profesionales a los que no se suele ver, pero sin ellos no podríamos hacer lo que hacemos", agrega el responsable de Dantzaz.
Más más allá de la danza convencional, Staff es una experiencia íntima, una narrativa realista y humana que revela bocetos y situaciones normalmente veladas. "Invitamos al público a sumergirse en nuevas y emocionantes dimensiones detrás de las creaciones coreográficas". Acompañado por la música creada expresamente por Davidson Jaconello, Insaudo busca "no solo estimular la intriga y la curiosidad del público, sino también crear una experiencia única que despierte el asombro por todo lo que acontece tras el telón".
En segundo lugar llegará Pink, con la que Alexandros Stavropoulos ganó el Premio Dantzaz en 2022 en Stuttgart. Ocho bailarinas y bailarines pondrán en escena esta pieza, creando figuras que se construyen desde elementos tradicionalmente ligados a lo femenino: movimientos, voces, colores, vestidos... con la intención de "hacernos repensar los clichés". A primera vista, "puede parecer naïf, pero es muy divertida y tiene una retranca importante", señala el director. Y cuenta que Stavropoulos suele basarse en sus experiencias personales, con una estética única y un estilo distintivo. En Pink se sumerge en un conjunto de temas que abarcan la feminidad, el color, el humor, la polirritmia, la musicalidad, todo ello enmarcado en una estética entre lo kitsch y el anime, dando vida a "una amalgama de perspectivas poco convencionales que tejen "una narrativa muy cautivadora, intentando descubrir la belleza en la rareza".
Por último, Verdantz surge de las investigaciones de la intérprete y coreógrafa chilenoholandesa Sarada Sarita. Su obra es "un viaje sensorial que se sumerge en la naturaleza y en el intrigante concepto de las antípodas, esos puntos opuestos en la Tierra que se encuentran en armonía en su danza única". Con aire tribal, la coreografía invita a reconocerse en la naturaleza y lo hace acompañada de la música de Oreka Tx.
Sarada entrelaza puntos opuestos "con movimientos y composiciones que invitan a la improvisación, creando un espacio donde la expresión es libre y se fusiona con elementos de geometría y dinámica".
- Bailarines: Antonio Javier Aguilera, Oihane Aramendia, Nerea Bakero, Aitzol Barbarias, Jacopo Bellani, Enrico Benedet, Efrén Colomer, Olatz Eguía, Clara Esteban, Joana Ouret-Campagnet y la navarra Yaiza Vela.
- Dirección artística: Adriana Pous.
- Función: Miércoles 27 de noviembre, 20.00 horas, Teatro Gayarre.