El pasado día dos de diciembre asistimos en el atrio del Parlamento de Navarra al concierto oficial que, organizado con motivo del Día de Navarra y también Día Internacional del Euskara, ofreció el grupo pamplonés especializado en música antigua Danserie Ensemble. El concierto estuvo dedicado a la obra poética del sacerdote y escritor bajonabarro Bernat Dechepare (Bernat o Bernart Etxepare), autor de Linguae Vasconum Primitiae (Burdeos, 1545), primer libro conocido en lengua vasca. El público asistente completó el aforo. Los cantantes e instrumentistas de Danserie ensemble, dirigidos por Koldo Azkona, ofrecieron un bello e impecable concierto, que provocó el entusiasmado aplauso de las numerosas personas allí congregadas. Pero a pesar de la calidad del concierto, la sesión en su conjunto no estuvo en nuestra opinión exenta de sombras, que hicieron que tras el acto abandonásemos el recinto parlamentario decepcionados.

No nos sorprendió la ausencia de la presidenta –de apellido de origen bajonavarro– Chivite, desaparecida por lo general para cualquier acto que tenga que ver con la lengua y cultura vascas (solo recientemente, ausente en el Nafarroa Oinez, la final –navarra– de pelota del Cuatro y Medio y la Azoka de Durango). Nos decepcionó la falta, que sepamos, de algún representante de la sociedad de Baja Navarra (Baxenabarre) entre los invitados oficiales y oradores, por ejemplo, de los ayuntamientos –tan navarros como los de Cintruénigo o Iruñea– de Duzunaritze-Sarasketa, en donde se supone que nació Bernart Etxepare, o de Eiheralarre/Saint-Michel-Le-Vieux o de la capital Donibane Garazi/ Saint Jean Pied de Port, en donde Etxepare fue cura rector y vicario, respectivamente.

Por otro lado, la presentación del evento corrió a cargo de una persona que comenzó y finalizó su alocución en español. En vísperas de una fecha tan señalada, solo una breve frase de salutación, intercalada apresuradamente en el texto, fue pronunciada en euskara, la lengua originaria de Navarra y materna de Etxepare.

Tras las correctas intervenciones de los presidentes del Parlamento de (la Alta) Navarra y de la Real Academia de la Lengua Vasca (Euskaltzaindia), Unai Hualde y Andrés Urrutia, respectivamente, comenzó el concierto. Fue entonces cuando experimentamos –a la vista estaba ya en el programa de mano– nuestra extrañeza y tristeza por el hecho de que, si bien las letras de las piezas estaban tomadas de la obra poética de Bernart Etxepare, el soporte musical de las mismas fue mayoritariamente foráneo. De dieciséis composiciones, solo dos –tres, si consideramos la cercanía cultural y política de Bearne, de donde provenía otro canto– y algunas breves intercalaciones a modo de pastoral suletina, correspondieron a nuestro rico patrimonio musical vasconavarro.

Nos desconcertó que de tres melodías medievales elegidas por Danserie Ensemble para esta ocasión ninguna fuera, por ejemplo, del cancionero de Teobaldo I de Navarra, el rey trovero y sí una de ellas, por el contrario, de las cantigas del rey castellano Alfonso X el Sabio; o que interpretaran una branle del laudista francés Robert Ballard en lugar de alguna de las bellas branleak pirenaicas; o que no hubieran recreado ninguna de las numerosas melodías profanas y religiosas de las tierras navarras de Ultrapuertos, donde nació y vivió el párroco de Eiheralarre. Además, no estamos faltos los navarros –bien lo saben en teoría y praxis los excelentes músicos de Danserie Ensemble– de compositores y músicos propios, desde hace siglos.

Nuestra cultura forma parte troncal de la cultura europea y cantar versos en euskara con músicas de compositores antiguos como Arbeau, Praetorius o Frescobaldi es una propuesta interesante. Pero ¿podemos imaginar, por ejemplo, que en sendos actos de celebración organizados por las Cortes Generales españolas o la Asamblea Nacional de Francia, en relación con el día de su patria y, asimismo, en celebración del día de sus lenguas oficiales, con poemas de Juan del Encina o de Pierre de Ronsard, por citar dos grandes poetas renacentistas español y francés, en sus respectivas capitales, las músicas elegidas no fueran mayoritariamente pertenecientes a las tradiciones española o francesa?

Y esto podría suponerse, en ocasiones análogas, para cualquier otro colectivo con conciencia nacional e imprescindible autoestima. Sinceramente pensamos que la selección de las melodías para una ocasión como ésta, con las palabras de Bernart Etxepare como protagonistas, no fue la más adecuada. “Heuscara ialgui adi plaçara, heuscara ialgui adi mundura”. La elección de Danserie Ensemble buscó proyectar nuestra lengua, pero apenas lo hizo desde nuestra plaza.

Los firmantes formaron parte del grupo fundador en 1974 de Ortzadar Euskal Dantzari eta Kantari Taldea de Iruñea. Ortzadar grabó dos discos de música tradicional vasca, hoy reeditados por Elkar