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Críticos los cuatro
El Paloteado de Cabanillas, que ha cumplido cuatro años, se ha convertido en una tradición que censura al patriarcado, a la Iglesia y a los políticos
En medio del arsenal de batallitas que el grupo había preparado para el disfrute de los asistentes, se dio un mensaje en favor de la igualdad: “Ni una mujer menos ni una agresión machista más”, se pudo escuchar en la plaza del Ayuntamiento por la boca del Ángel. Pero no solo hubo palabras para las mujeres, sino que la comunidad LGTBI también tuvo su hueco en uno de los paloteados más reivindicativos de Navarra. Por ello, las llamadas al civismo y al respeto supusieron el grueso de las críticas, y todo sin dejar a un lado el humor y la creación de cientos de carcajadas entre los asistentes. Aunque, sin duda, la queja más dominante fue en el tema educativo, ya que el pueblo será el único lugar de la Ribera donde los niños continúen teniendo jornada partida al no darles tiempo a aprobar un cambio. También se reclamó un instituto para la zona de Fustiñana, Ribaforada y Cabanillas, se criticó el abuso de los profesores interinos que no pueden comprometerse con proyectos y se recordó a los docentes jubilados. Además, se reconoció la necesidad de potenciar la población de la localidad y se manifestó la mala temporada del equipo de fútbol. Por último, se aprovechó para recordar la dimisión del alcalde del pueblo, la necesidad de habilitar unos baños públicos y de cuidar las carreteras y el medio ambiente. Un sinfín de críticas que vecinos y foráneos supieron aceptar con gran deportividad.
Gustavo Pérez (Mayoral), Carlos Catalán (Rabadán), Raquel Arellano (Ángel) y Paul Compés (Diablo), acompañados por más de 20 danzantes y tres gaiteros, fueron los encargados de la representación, un acontecimiento que cada año suma a más jóvenes dispuestos a tomar el relevo y a continuar con la celebración en el futuro. A las típicas partes de baile y teatro, este Paloteado suma la curiosa torre humana de dos pisos que se ejecuta al finalizar la obra, en la que un niño, desde lo alto de la misma, grita: “Viva Cabanillas y Viva San Roque”, justo antes de que los aplausos invadan la plaza.
Danzantes en uno de los múltiples bailes del Paloteado. (IÑAKI PARRA LÁZARO)
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