He leído en DEIA una crítica negativa en la que clasifican de secta al espectáculo Shen Yun. Cuando uno asiste al teatro, cine o museo, debe ir con la mente abierta y con intención de ponerse en el lugar de quien crea y representa una actuación. Yo no creo en un único Dios, pero entiendo las críticas que Shen Yun hace contra la modernización extrema que estamos teniendo, y entiendo su rechazo al comunismo que han padecido y están padeciendo en China, ya que es extremista y dictatorial.
Es cierto que algunas actuaciones estaban basadas en la actualidad, pero la mayoría eran bailes y canciones de la época Imperial. Creo que nos presentaron bastante claramente cómo se entendía la cultura en la China Imperial. Además, cuando terminó la obra se levantó dos veces el telón, como es costumbre en eventos de similar cariz, por ejemplo en ópera, zarzuela... Lo que significa que se les aplaudió en tres ocasiones al final de la obra. Aunque si contamos cada uno de los aplausos tras cada actuación, se les aplaudió más que a un político dando un mitin. Varios asistentes se levantaron para aplaudir, lo que se considera respeto y admiración hacia los representantes, no deseos de marcharse como he leído en la crítica negativa.
Tanto la doble subida de telón como el levantamiento de los espectadores son elementos básicos de consideración positiva hacia la obra. El coste calidad/precio de la entrada era proporcionado comparado con el coste habitual para zarzuelas, monólogos, magia... ya que previo a cada actuación tenías dos personas que te la presentaban en castellano y chino, los trajes de los bailarines estaban impecablemente diseñados y las imágenes proyectadas en el fondo iban acorde a las actuaciones, tanto en sincronización temporal como de colores.