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Crear en la naturaleza

European Green Capital

Egilea
Carlos González
Komunikabidea
Noticias de Alava
Tokia
Vitoria
Mota
Albistea
Data
2011/12/18
Lotura
Noticias de Alava

Aunque algunos a veces lo duden, hay vida alavesa fuera de Vitoria, latidos también culturales que no necesitan estar en la capital green para desarrollarse desde la naturaleza. Todo lo contrario. Es el caso del espacio creativo Azala, un lugar único en Euskal Herria que tampoco es que cuente con muchos otros espejos donde mirarse en el resto del Estado (Cataluña puede ser la única excepción). En otros países sí es más habitual encontrar este tipo de propuestas, puntos de encuentro para artistas, donde pueden realizar un proyecto, investigar, reflexionar, aportar... Donde también se llevan a cabo seminarios, talleres e incluso, a veces, representaciones de cara al público. Todo eso sucede en Lasierra, pueblo de Ribera Alta, donde vive una decena de personas y la población de perros no anda lejos.

Esta apuesta impulsada por Idoia Zabaleta y Juan González empezó a gestarse en 2008 para hacerse carne un año después. Desde entonces ha ido creciendo siendo el teatro y la danza sus centros gravitatorios, aunque sin cerrar la puerta a nada. Por supuesto. Aquí lo que se quiere es estimular y generar las condiciones para que otros puedan desarrollar sus trabajos en las mejores condiciones posibles. No se trata de poner trabas sino todo lo contrario.

Tres son los ejes que definen, a grandes rasgos, qué propone o permite este lugar situado a 649 metros de altura en una tierra donde crece el trigo, la alubia pinta, la patata y la remolacha. Por un lado, las residencias de artistas. Por otro, la realización de laboratorios y talleres. Y por último, el desarrollo de proyectos en colaboración con otros, como puede ser el caso cercano de Artium y Krea. Todo en un lugar apartado pero, en realidad, bien conectado con el mundo urbanita.

La apuesta es arriesgada, de eso no hay duda. También en lo económico. Bueno, sobretodo en ese aspecto y más en los tiempos que corren. Pero Azala va dando pasos. Para empezar, cuenta con una estructura pequeña que no supone un gasto muy alto que demuestra que con presupuestos bajos a veces se pueden hacer muchas cosas, dando más de lo que recibe de las subvenciones públicas. Asimismo, tiene una parte de su complejo como agroturismo destinado a personas que, por así decirlo, no se dedican a la creación o, por lo menos, no acuden allí para ello. Además, el lugar cuenta con el acompañamiento del Gobierno Vasco a través de su programa de Fábricas de Creación. Sin embargo, incluso más allá de lo monetario, sí se encuentra desde su nacimiento con la indiferencia de las instituciones alavesas, que parecen no apreciar el valor cuantitativo y cualitativo de este espacio.

Con todo, es una apuesta de futuro, una puerta abierta al arte contemporáneo, a la creación de hoy, a la vanguardia, a la investigación... Y también, y por encima de todo, al contacto entre artistas, un valor en alza que, sin embargo, no siempre es sencillo de conseguir. Aquí sí se dan las condiciones profesionales y vitales para ello.

El camino Todo tiene un comienzo. También Azala, "un proyecto kamikaze", como lo describe, con una sonrisa Zabaleta, coreógrafa, gestora, profesora y directora... Bueno, un nombre de sobra conocido de la danza contemporánea.

Su compañero en esta aventura pero también en las otras cosas de la vida, y ella, ya vivían en Lasierra antes de poner las primeras piedras de esta apuesta. Conocían, por distintos motivos, otros proyectos parecidos que se estaban llevando a cabo en países como Portugal, pero fue una experiencia vivida en primera persona a finales de los 90 (la puesta en marcha en Cataluña de 'animal a l'esquena por parte de la compañía Mal Pelo) la que se convirtió en la referencia de lo que se podría hacer al sur de Álava.

"Teníamos el deseo de posicionarnos como artistas pero generando un contexto alrededor, un entorno de trabajo, acogiendo a gente", apunta la creadora a la hora de definir los objetivos de un lugar en cuya gestión también participa la escritora Ixiar Rozas.

Un complejo que también ha encontrado buenos aliados en sus vecinos. "Hay mucha gente que pone en duda hoy que el público no está preparado para esto o para la otro... Bueno, pues en Lasierra aceptaron el proyecto con una naturalidad increíble, ya estuviera por ahí un coreano, un inglés... Además, nos han ayudado mucho en distintas cosas y no podemos estar más que agradecidos por ello", dice la cofundadora del lugar.

La aportación cultural que Juan e Idoia querían impulsar en el inicio de la idea se ha traducido en varios servicios al mundo del arte, aunque el término tal vez no sea el más acertado. "Como espacio de residencia, ofrecemos una calidad bastante buena de tiempo y espacio para trabajar. Se da la posibilidad de estar allí en una de las casitas, con todo lo que implica el medio rural, es decir, silencio... Eso en un contexto de, aunque suene a palabra fuerte, libertad y, también, afecto. Además, alrededor de Azala hay una serie de personas cómplices que van a acompañar el proceso creativo, si es que eso se requiere, lo que se traduce en una posibilidad de diálogo con otros artistas e incluso de colaboración con entidades cercanas como Artium... Eso genera unas condiciones de trabajo que son bastante propicias y que no son muy habituales", apunta Zabaleta.

Pero hay no queda todo. La realización de otras actividades como seminarios, talleres y demás son también fundamentales para una propuesta que, eso sí, pide a sus visitantes que entiendan el proyecto, su política y, de una forma u otra, se impliquen con él, sean amigos dentro y fuera, desarrollen una complicidad y acompañen sus pasos de futuro.

Todos ellos, además, no están sujetos a unas convocatorias con una periodicidad determinada. Pueden ponerse en contacto con el proyecto en cualquier momento para ver si encuentran en este pueblo del sur de Álava aquello que necesitan para su faceta creativa.

Los acompañantes Azala abrirá 2012 con un taller de Espe López, destacando también el seminario que volverá a dirigir Pedro G. Romero, el laboratorio sobre escritura y lectura Eskutik hitza y el espacio dedicado al segundo curso de Socioanálisis narrativa. Asimismo, entre muchos otros, trabajarán en este lugar creadores como Claudia Dias, June Crespo, Bea Setien, Yurie Umamoto, los alumnos del master en práctica escénica y cultura visual y el grupo La Tristura.

Ellos se unirán a una lista compuesta por artistas de diferentes procedencias (tanto de dentro como de fuera del Estado) y distintas disciplinas que ya han aprovechado las posibilidades que oferta este punto de encuentro. De hecho, en lo que va de este 2011 que ya agoniza, ha organizado tres talleres (dentro del programa Gorptuz Egoerak), cuatro laboratorios y 16 residencias artísticas, tanto de creación como de investigación. La Ribot, Renato Curcio, Nicola Valentino, Claudia Müller, Maite Arroitajauregi, Elena Aitzkoa, Germán Jauregi, Nilo Gallego, Myrian Van Imschoot, Paula Caspao, Antonio Tagliarini, entre otros, no han podido resistirse a la llamada alavesa.

De todas formas, tampoco hay que olvidarse del público. Es verdad, no es éste un lugar cuyo objetivo sea mostrar el resultado final de una creación, pero de vez en cuando sí que hay experiencias de este tipo, más allá de que la asistencia a determinados talleres o seminarios puede resultar interesante, incluso desde un vista profesional, para personas que no necesariamente tienen que dedicarse a la cultura.

"Nos gusta, y más teniendo en cuenta el entorno en el que estamos, hacer, por así decirlo, celebraciones en las que queremos que la gente venga a compartir lo que se está haciendo. No es habitual, pero sí solemos hacer unas cuantas citas al año en las que abrimos las puertas con la mirada puesta en la gente de aquí, la que tenemos más cercana", comenta Zabaleta.

Con unos y con otros se construye un Azala que ya no es sueño o una idea que tal vez llevar a cabo, sino que está convertido en una realidad firme que va dando pasos para asentar sus propuestas y también su capacidad de financiación, más allá de que las instituciones alavesas parezcan ser reacias a conocer qué pasa aquí y, si lo valoran, apoyarlo. De momento, su camino sigue. La cultura tiene su espacio en Lasierra. Aquí es posible crear en la naturaleza.

Exterior del Espacio de Creación Azala.

Exterior del Espacio de Creación Azala. (Juan González)

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