Creaciones exprés

Los campos de concentración de la II Guerra Mundial y las sensaciones de los que estuvieron en ellos serán el eje central del nuevo espectáculo del coreógrafo Iker Arrue, que estos días está colaborando con los bailarines de Dantzaz Konpainia para representarlo sobre las tablas. Después de trabajar en la creación de esta coreografía durante algo más de una semana, el próximo jueves se podrá disfrutar de WKSP 119.104 en la Sala Club del Teatro Victoria Eugenia. Este proyecto forma parte de la iniciativa Dantza Club, que tiene como objetivo que coreógrafos locales trabajen con la compañía, con tal de estimular la creación tanto del coreógrafo como de los bailarines.

Iker Arrue, de Ai Do Proyect, ha sido el cuarto y último coreógrafo en participar en esta temporada de Dantza Club. En esta ocasión, presenta un proyecto basado en las vivencias del neurólogo austríaco Viktor Frankl, que sobrevivió a los campos de concentración y plasmó su experiencia en el libro El hombre en busca de sentido. "Mostramos los momentos anteriores a entrar en el campo de concentración, lo que se vive allí dentro, y qué sucede cuando se sale", explicó ayer Arrue durante un ensayo abierto a la prensa en Dantzagunea, en el edificio Niessen de Errenteria, y añadió que también propone una comparación con la sociedad de hoy en día. "La conclusión que saca Frankl es que cuando se le da un sentido a la vida, el ser humano puede aguantar mucho más", explica, algo que quiere plasmar en su coreografía. Conoció la historia de Frankl en un museo de México, y le impactó tanto que quiso que los bailarines también la conociesen.

Para ello, ha mezclado distintas composiciones musicales. Por un lado, utiliza melodías creadas en los campos de concentración y por otro, obras de Luis Miguel Cobo. "Así podemos mezclar melodías con otros ambientes más duros", aclaró. En cuanto a la ropa, los colores característicos de los trajes rayados de los campos, el verde y el gris, serán los protagonistas.

Arrue se mostró contento por poder colaborar con Dantzaz Konpainia. "Me ha gustado mucho trabajar con estas bestias", afirmó el coreógrafo, que reconoció que se presentó a los bailarines con mucho material y "todo ha sido muy loco". "Este espectáculo tiene un lenguaje coreográfico muy específico, imposible de captar del todo en una semana", explicó, pese a lo que se mostró satisfecho con el trabajo realizado.

Ocasión para aprender

Los bailarines de Dantzaz también quisieron mencionar lo positivo de esta experiencia. Jorge, de Madrid, es la última incorporación de la compañía y destacó que ha realizado un trabajo que nunca antes había abordado. "En mis estudios no hice nada parecido a esto, sobre todo he aprendido el trabajo a dúo", señaló. Por otro lado, Josu, que lleva un año en Mugi, subrayó que les está viniendo muy bien para trabajar el desequilibrio. Otra de las últimas incorporaciones, Valentina, de Italia, subrayó que lo que más valora no es la actuación final. "Lo importante es el trabajo durante la semana, en la que intentamos aprender todo lo que podemos de Iker", dijo.

Arrue confesó que es consciente de las peculiaridades de sus coreografías, pero afirmó estar convencido de que "esto sirve de extra para que los bailarines puedan seguir investigando en esta línea".

Por otro lado, el director de Dan-tzaz Konpainia, Fernando Sáenz de Ugarte, aseguró que la próxima temporada van a seguir con la iniciativa que une a los coreógrafos locales con estos "bailarines de gran calidad", ya que sirve para que los miembros de Dantzaz "estimulen su faceta de creadores y productores a la vez".

Los bailarines de Dantzaz durante un ensayo con el coreógrafo Iker Arrue, ayer en las instalaciones de Dantzagunea en Errenteria. ( Gorka Estrada)