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Viena se rinde a la sobriedad de Zubin Mehta en el concierto de Año Nuevo
La zumaiarra Lucía Lacarra, junto a su marido Cyril Pierre, encabezaron el baile del vals a los sones del 'Danubio Azul'.
Una de las novedades de este año
fue la participación por primera vez de una bailarina española, Lucía
Lacarra, invitada para la grabación en directo de la versión televisiva
en el palacio de Schönbrunn, residencia de verano de la mítica
emperatriz Sissi y su esposo, el emperador Francisco José.
Mehta
derrochó energía y conocimiento musical para ponerse, a los 70 años, al
frente del emblemático concierto, seguido con devoción por unos 2.000
afortunados melómanos y por decenas, tal vez cientos de millones de
telespectadores en casi 60 países. El concierto se inició con la
enérgica marcha Zivio, de Johann Strauss hijo, cuyo protagonismo este
año fue menor en favor de su hermano Josef Strauss y de su padre Johann.
El
concierto recuperó todo su repertorio tradicional de la saga musical
Strauss, tras la inclusión de Mozart el año pasado por el jubileo del
compositor, y contó sólo con una pieza ajena: Elfenreigen, del
austríaco Josef Hellmesberger, como homenaje por el centenario de su
muerte. Pero dentro del clasicismo también hubo renovación, como lo
demuestra la inclusión de seis composiciones nunca incluidas hasta
ahora en el evento, como las polcas Irene y Matrosen, o el vals
Flattergeister, de Josef Strauss.
Otras de las novedades fueron
Einzugs-Gallop y Erinnerung an Ernst, de Johann Strauss, esta última
pieza, con la ayuda de varios guiños humorísticos, sirvió para
demostrar el virtuosismo de los músicos y arrancó numerosos «bravo» de
los presentes en la sala.
Pieza especial fue igualmente el vals
Wo die Citronen blüh'n, con un sutil toque mediterráneo, acompañado por
las imágenes televisivas de la Palmenhaus, un elegante jardín botánico
acristalado de finales del siglo XIX. Esta pieza fue seleccionada por
Mehta, que la considera una «obra maestra», aunque especial devoción
despertó la polca rápida Ohne Bremse -de Eduard Strauss- que levantó al
público de sus asientos para ovacionar a los músicos.
El maestro
indio demostró su buena sintonía con la orquesta y con la música
vienesa -no en vano se formó en la ciudad- para hacer una
interpretación en la mejor línea clásica: un sonido ligero y delicado,
pero cargado de melancolía y nostalgia.
«Como una princesa»
Las
escenas del ballet creadas para su emisión a los puntos cardinales del
planeta contó con la coreografía de Christian Tichy y la participación
de la zumaiarrra Lucía Lacarra, que apareció junto a su marido, Cyril
Pierre, al son de la música del más famoso de los valses, el Danubio
Azul, compuesto en 1876 por Johann Strauss hijo. El escenario fueron
los suntuosos interiores barrocos del palacio de Schönbrunn, del que la
prima ballerina guipuzcoana aseguró en declaraciones a la televisión
austríaca ORF que «la primera vez que me probé el vestido me sentí como
una princesa en un palacio de cuento de hadas».
Pierre y Lacarra
-premio Nacional de Danza en 2005 y premio Nijinsky en 2002- tuvieron
que ensayar cada detalle porque la grabación se hacía en directo y el
seguimiento de la música del concierto sólo era por unos altavoces
situados en el palacio.
Los inevitables acordes clásicos de la
marcha Radetzky, de Johann Strauss padre, que contó con el
acompañamiento con las palmas de los espectadores, marcaron como es
habitual, el final del concierto.
Para los incondicionales de
este evento, la versión grabada estará lista para la venta el próximo
día 8 de enero, y será como es tradicional, un éxito de ventas para la
Filarmónica. EFE
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