Ni para aprender, ni para compartir, ni para bailar hay edad. No hay fronteras para el encuentro cuando de la danza –de la cultura– se trata. Los saben bien en el Conservatorio José Uruñuela y en los centros Bizan Arana y Aranbizkarra. Sus caminos se han vuelto a cruzar tras la primera experiencia vivida el año pasado, una apuesta por conocerse y, así, sentirse más cerca.

Compartir y danzar más allá de la edad

Compartir y danzar más allá de la edad

En 2021 se dio el primer paso. La idea, aquella vez con Bizan Arana, era que muchas de las personas que son vecinas del centro pero que no lo conocen por dentro pudieran acceder a él en todos los sentidos. El mismo objetivo sustenta esta segunda parte, ahora incorporando a Bizan Aranbizkarra, todo ello organizado por la profesora de Dantzas, Aizkoa Madinabeitia.

Compartir y danzar más allá de la edad

Compartir y danzar más allá de la edad

Quienes ayer aceptaron la invitación fueron recibidos con una breve charla explicativa de la historia del conservatorio, para después pasar a visitar las instalaciones del centro ubicado en la plaza de las Provincias Vascongadas. Una vez en las aulas, pudieron conocer de primera mano el trabajo que se realiza dentro en ellas. Fueron espectadores de lujo, pero no solo, porque también pudieron compartir un dantza plazan con el alumnado de 3º de Enseñanzas Elementales. Fue, sin duda, toda una experiencia para todas las personas implicadas.

Conocerse y divertirse. A veces, en esta sociedad que avanza tan rápido y en ocasiones de manera tan superficial, ambos objetivos parecen casi imposibles de alcanzar. Pero son justo lo que motivan este encuentro intergeneracional, una cita en la que quienes llegan desde fuera del conservatorio tienen la oportunidad no ya de conocer cómo se trabaja aquí, sino de descubrir unos cuantos secretos y peculiaridades de la danza. Compartir y disfrutar. A veces no cuesta tanto.