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Como para los pájaros, la tierra es nuestro punto de despegue
María Eugenia Maisueche, la bailarina y las zapatillas rotas
Desde su salón de gimnasia, yoga, tai chi, masajes y
danza del vientre se ven los árboles de los impares de
la calle Idiáquez y un esbozo de la Plaza Gipuzkoa. No
hay aparatos en este lugar. Ni robots. Ni medidores de
grasa o músculo. Hay una sala con espejos. Y con barra
de ballet. Hay vestuarios con suelo de madera. Y cuadros
de bailarines grandes. Huele a cera de vela y a aromas
de tierra. Recuerda, en mucho, al primer gimnasio de las
damas Maisueche Arrillaga. Estaba en el Boulevard. Donde
estuvo El Barato. Y el suelo lucía ¡enmoquetado!
- ¿Y esta foto de las piernas de un bailarín que lleva zapatillas rotas y calentadores con agujeros?
- Creo que es la que más me gusta de toda mi colección.
- ¿Más que esa suya, niña/adolescente ya, bailando 'La sílfide', un 'must' del ballet romántico?
- Yo te diría que sí porque representa mi idea del
baile, de la superación de cualquier pose. Esas piernas
cubiertas con calentadores agujereados y calzadas con
zapatillas ajadas pertenecen a alguien que se siente
seguro de a donde ha llegado, de lo que es y de lo que
quiere. Yo reivindico ante mis alumnas el equipo roto y
viejo que implica uso verdadero, sudor y emoción. A las
zapatillas de ballet se les pone esparadrapo y se echan
millas con ellas. Los modelitos son para la pasarela, no
para el gimnasio o la barra.
- Ya me gustaría ver esa foto suya de niña, esa en la que bailaba con un traje de baño amarillo....
- Mi madre, Luisa era una mujer fuerte y brava. Yo
empecé a ir a clases del maestro Uruñuela y luego a
Fagoaga. Enseguida le pedí a mi madre un traje de
ballet. Se me negó en redondo. Me dijo que hasta que no
bailase de verdad no me lo compraría. Así que hacía
barra con un maillot amarillo y creo que con zapatillas
rojas...
-Miremos más fotos. ¡Es Sole Ruz!
- La conoces, ¿verdad?
- De los primeros tiempos de La Paquera de Jerez. Gran bailaora.
- Una profesora magnífica. Sabe de flamenco mil y una
verdades.
- El pie de foto indica que ella y su grupo ganaron un premio...
- Y no un premio cualquiera. El segundo de la Federation
Europeénne de Danse. Y no les dieron el primero porque
ya sabes....
- ¿El chauvinismo francés acaso?
- Más o menos. Yo, que soy miembro de esa Federación, me
indigné mucho con los jueces.
- Hizo bien. Cuentan que toda prima ballerina tiene su pronto.
- En el escenario todo bailarín exhibe su furia, su
fuerza e intensidad pero cuando bajan de las tablas y se
convierten en profesores son de una extrema humildad.
Saben, sabemos, que los alumnos también nos enseñan a
nosotros.
- ¿En serio?
- Claro. Porque nos hacen enfrentarnos a cuerpos y almas
que no son los nuestros. Con sus características
intransferibles. Con su poder y sus debilidades. Por
otro lado, enseñar no deja de ser, siempre, un acto de...
- ¿Generosidad acaso?
- Yo lo afirmaría rotundamente. Compartes y transmites
conocimientos que si fueras una diva nunca desearías que
nadie conociera como tú lo haces.
- Sin embargo cuentan que Alicia Alonso es...
- Una maestra temible, lo sé. Supongo que porque su
sufrimiento habrá sido atroz. Genial y ciega. Yo he
visto cómo tenían que ayudarla a salir al escenario y
cómo en él se transfiguraba.
- ¡Una foto firmada de Jorge Donn!
- Nadie bailó el Bolero como él.
- ¿El bolero de Ravel según Béjart?
- Para mí, Maurice Béjart es Dios.
- ¿Simplemente Dios?
- No. También tenía un excelso toque de Mefisto.
- Imprescindible para ser un genio. Urtzi Aramburu lo es...
- Y un profesor delicadísimo. ¡Si vieras con cuánto
cariño da clases magistrales a mis alumnas!
- ¿Urtzi profesor de este salón?
- Muchas veces. Antes, cuando estaba en el Nederlans
Dans Theater y ahora que ejerce de repetidor en grandes
compañías.
- Dicen que usted pide a sus alumnas que hagan mal los movimientos que acaban de aprender.
- Por supuesto que se lo pido. Para que logren un
conocimiento pleno de su cuerpo. Para que entiendan la
importancia de la colocación, la maestría del eje que
nos mantiene sobre la tierra. Para que sepan que todo
movimiento tiene su por qué, su cuándo, su ritmo. Para
que entiendan por qué unas veces ese gesto duele y
otras, no.
- Y suele también pedirles que hagan su gimnasia cantando.
- A nosotros nos lo mandó hacer una vez en Nueva York
otra de las grandes, Rita Steinberg. Te crea una
sensación extraña. Entre liberadora y vigorizante.
- Porque todos estamos conectados con todo, ¿verdad?
- Justo. ¡Si supieras cuántas cosas, órganos, músculos,
sensaciones y chakras se ponen en movimiento al bailar
la muy sabia y eterna danza del vientre!
- A veces alquila una sala del Victoria Eugenia para sus alumnas.
- Y en ese escenario, te salga como te salga, cualquier
jeté es, realmente, un grand jeté.
- En un grand jeté te propulsas desde el suelo, ¿no?
- Siempre partes de la tierra. No lo olvides. Como el
pájaro que alza el vuelo, nosotros también necesitamos
un punto de apoyo. Para todo. Y esa plataforma es la
tierra.
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