Combinación de equilibrio y sensibilidad

Crítica, Kukai-Tanttaka

Tras ganar el Premio Donostia de Teatro en su cuarta edición la compañía Kukai-Tanttaka representó el espectáculo galardonado ante un entusiasmado público en el Principal donostiarra. 1937 gogoaren bidezidorretatik es el título de este cuidado y bien terminado espectáculo que conjuga de forma satisfactoria la danza tradicional y el trabajo dramático.



Esta obra utiliza elementos artísticos de gran interés combinados con sabio equilibrio y fina sensibilidad y nos habla de unos acontecimientos históricos y de un drama humano en clave personal e intimita.



Un interesante montaje de imágenes realizado por David Bernués que va siendo proyectado a lo largo de toda la obra aporta una amplio contenido dramático y estético. Igualmente la música de Juan Mari Beltrán que nos conecta directa y visceralmente con nuestras raices y que desprende una poderosa fuerza expresiva.



El guión, a cargo de la experimentada actriz Mireia Gabilondo, transcurre sin estridencia alguna y muestra un importante poder integrador gracias al cual la danza tradicional no aparece como algo ajeno en las situaciones escénicas, sino que se deriva naturalmente de las acciones teatrales sin perder por ello el carácter genuino de cada una de ellas.



La escritura coreográfica de Jon Maya es clara y concisa al tiempo que respira naturalidad y elegancia. Utiliza con libertad e imaginación el espacio que no cesa de transformar, otorgando riqueza y dinamismo a las diferentes coreografías.



La ejecución de los bailarines por otra parte, es excelente. Exhiben una pulida técnica, una gran precisión en el movimiento, así como una cálida presencia escénica.



Otro de los aciertos de esta obra presentada en el escenario del Teatro Principal es el vestuario, fiel a la época, sugerente y estético. Para terminar, una discreta y justa iluminación terminaba de redondear este espectáculo que comienza con muy buen pie en el terreno de los reconocimientos.