Colorista y accesible

Crítica, LUdica Dança

La compañía de danza brasileña Ludica Dança presentó en el auditorio Kursaal de Donostia su segundo trabajo coreográfico titulado Cubo con el que deciden dirigirse a un público joven y heterogéneo y en el que defienden la fusión de dos lenguajes, la danza y la videoproyección. No es una idea novedosa, ya que esta particular combinación de danza y proyección de imágenes está hoy día presente en la gran mayoría de los nuevos trabajos creativos que se desarrollan en el ámbito de la danza contemporánea. Lo que sí consigue esta obra es instalar sobre el escenario un ambiente desenfadado, juguetón y accesible a un público no iniciado en danza.

El espectáculo se compuso de una sucesión de 17 piezas de diferente interés e intensidad y que, en general, quedaron algo inconexas además de contar con un extraño break en el que uno de los bailarines hacía las veces de entrenador físico llevando al público a realizar distintos movimientos (la ola incluida). El vestuario original, sorprendente y lleno de colorido combinó bien con los atractivos colores de las imágenes proyectadas que se constituyeron en el verdadero motor del espectáculo quedando la coreografía por sí misma, escasa de brillantez u originalidad. El lenguaje coreográfico se encuentra muy centrado en el pequeño gesto y busca en todo momento la comicidad; una comicidad que incide demasiado en un tipo de humor fácil, revelando un movimiento de escasa proyección en el espacio.

Los bailarines mostraron desigual preparación técnica y nos avocaron a situaciones de poca calidad de movimiento especialmente en el trabajo de portés. Por el contrario, el trabajo de videoproyección aportó calidad y creatividad. Se mantuvo sugerente e imaginativo a lo largo de todo el espectáculo y consiguió sorprender y enriquecer cuanto acontecía en la escena permaneciendo fiel a la idea original del cubo.

Merecen ser destacadas algunas escenas como la del solo acrobático con el cubo, en el que la danza y la imagen se comunican de igual a igual, y las divertidas escenas de los enanos que lograron espontáneos aplausos del público. También merece especial mención la lograda inserción de fotografías en las pausas coreográficas causando un gran efecto estético y novedoso.