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Colorín colorado
Crítica, Kresala Euskal Dantza Taldea
Marixe es una fábula contada y protagonizada por dos marionetas que tras salir del encierro y del olvido en un viejo libro, demasiado tiempo cerrado, comparten con el público infantil sus aventuras en busca de los colores perdidos del arco iris que conseguirán con la ayuda de la gran dama Marixe.
Esta es la trama que nos presenta este trabajo de Kresala y que es utilizada para poner en escena una larga serie de coreografías tradicionales que ayudarán a ilustrar las distintas secuencias de la fábula. Con una cuidada puesta en escena, esmerada sobre todo en el inicio y en el final, se van sucediendo las danzas que corresponderán a las seis pruebas que impone Marixe a Markox y a Kattalin, los protagonistas de la obra. Estas danzas se presentan en un desarrollo lineal y regular en el que se alternan las intervenciones narradas de las marionetas y las mencionadas danzas manteniendo un tono algo repetitivo.
La selección musical y su interpretación en directo son dos grandes aciertos de este trabajo, así como la profusión del color en el escenario y en el vestuario, y la gran variedad de atrezzo con simbología infantil como máscaras, enormes animales o zancos. Los bailarines, todos ellos amateurs, ejecutan con brío y corazón unas danzas enormemente rítmicas y simétricas en las que la posición vertical de cuerpo, las variaciones de pasos a ras de suelo, junto con los saltos trenzados, se constituyen en elementos claves y recurrentes que alcanzan momentos de intensidad. Las danzas más festivas y populares involucraron claramente al público que quedó satisfecho y aplaudió con entusiasmo el largo y feliz final.
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