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Clases de danza en plena calle
Desde los más pequeños hasta los más mayores, expertos y principiantes, todos disfrutaron en el curso de danza que se organizó ayer en el Erromeria Eguna de Errenteria
En esta romería
que tiene lugar todos los años, el grupo Ereintza Dantza Taldea preparó
numerosas actividades, entre las que las clases en plena calle fueron
una de las más concurridas. Además de esto, la romería contó con una
soka-dantza muy especial dirigida a los más veteranos. Los más pequeños
disfrutaron de la actuación de Txirri, Mirri eta Txiribiton Junior., y
para los marchosos se organizó la Erromeria Handia, en la Alameda, y la
verbena en Zumardi.
Pero los primeros bailes tuvieron lugar en
la plaza de Esmaltería. Con la plaza como escenario, la banda de música
in situ y un profesor de baile, el numeroso público asistente, pudieron
hacer gala de sus habilidades o simplemente aprender nuevos pasos en el
cursillo rápido de danza dirigido por Aiko Taldea. «Somos un grupo de
danza y de música, pero perseguimos crear interactividad entre la
música y la danza; es decir, adaptar la música a la danza. Y la idea no
es simplemente hacer bailar a la gente, sino darle elementos para que
en el futuro sean capaces de aprenderlo solos», explicaba Patxi
Laborda, integrante de Aiko Taldea, y profesor de danza.
El día
soleado se convirtió también en protagonista. Las altas temperaturas
que ayer azotaron Gipuzkoa hicieron que entre vecinos y visitantes
empezaran a aparecer las primeras gotas de sudor, las primeras camisas
remangadas y los primeros botellines de agua vacíos.
Pero a
pesar del bochorno la acogida por parte de la gente fue muy buena. «Nos
encanta venir. La semana que viene empiezan las fiestas, pero este es
el 'chupinazo' para nosotros», comentaba Aintzane una vecina de la
localidad.
Fuera vergüenzas
Con las primeras notas
musicales los allí reunidos se fueron animando poco a poco a salir al
centro de la plaza para bailar. «Siempre da un poco de vergüenza
empezar, hasta que se animan», decía Laborda. Pero en pocos minutos los
asistentes dejaron la timidez de lado y la plaza se llenó de boinas y
pañuelos que se movían al ritmo que la música marcaba. «Nunca salgo de
los primeros, pero acabo siendo de los que hay que echar de las
fiestas», se reía Jon, un donostiarra que se acercó hasta Errenteria.
También lo hicieron Eli y Elo, dos vecinas de la localidad, que
llevaron a sus hijos para disfrutar con ellos de la actuación. «Solemos
bailar durante el año, pero nos encanta venir porque siempre aprendemos
algo nuevo», afirmaban las dos amigas.
Ni la música ni el baile
tienen límite de edad. «Vengo sobre todo porque me va la marcha y para
disfrutar de parte de nuestra cultura», explicaba Paqui Izaguirre, de
Oiartzun, muy animada. De la misma opinión eran Itsasne y Maialen, dos
jóvenes de la localidad veteranas en esta romería.
En apenas
media hora, la plaza de Esmaltería bullía. La música inundaba todos los
rincones, mientras en el centro de la plaza, un gran corro bailaba las
danzas más típicas: soka-dantzas, fandangos y mazurcas. «Si comparamos
Euskal Herria con otros sitios, aquí se baila mucho y bien. Sin
embargo, la cuestión es que siempre se puede mejorar. Un refrán hindú
dice que 'el bosque sería muy triste si sólo cantaran los pájaros que
mejor cantan', y esta es la mejor manera de resumir lo que pasa en las
plazas de los pueblos, la cuestión es llenar la plaza de gente que
baile, no sólo de dantzaris profesionales», señalaba Patxi Laborda.
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