La semana del euskera tafallesa culminó con gran éxito con la primera edición de la Erdialdeko Euskal Jaia, organizada por la Fundación Altffaylla, Agerraldia y colectivos euskaltzales de la zona. La fiesta superó las expectativas según la organización y atrajo a gran cantidad de gente, tanto de la Zona Media como de todo el ancho y largo de la geografía vasco-navarra. Autobuses venidos de Donosti, Iruña, Baigorri o Bilbo dan fe de ello. El desfile del mediodía, la comida con más de 1.200 personas y los conciertos de la noche fueron los puntos álgidos de la fiesta.
Como si el tiempo fuera parte de la programación de la fiesta, los primeros síntomas veraniegos se dejaron ver por fin en la temperatura. El sol lució sus mejores atuendos, igual que las numerosas cuadrillas que se animaron a vestirse con el traje de casero. Pasadas las 11:30 comenzaba el acto de apertura con la llamada de la txalaparta. Las jotas de la Escuela Hermanas Flamarique clamando por el revivir de la cultura vasca dieron paso al bertso de Xabier Salvo, tras el cual Xabier Alkuaz, alcalde de la localidad, dio la bienvenida a visitantes y animó a disfrutar de la fiesta.
Haizea Lizarbe, de Agerraldia y Urko Araiz, de Altaffaylla leyeron el comunicado oficial. En él, recalcaron que “esto no es principio ni es final, sino la continuidad de una larga trayectoria que legaremos a quien nos suceda. Si la diversidad es la que embellece al mundo, en nuestras manos está mantener el arraigo hacia nuestras tradiciones, nuestra cultura y nuestra lengua, para que no desaparezcan en medio de la gran vorágine global”.
Tras agradecer la labor de las más de 170 personas que cubrieron los turnos de barra, recogida, seguridad, comida, etc., el cohete desató locura. Los cencerros de los zampanzares de Tafalla, Lazkao y Larraga abrieron la comitiva del gran desfile, seguidos de kilikis y laialaris. Les continuaron dantzaris txikis, jóvenes y veteranos, seguidos de la gigantada organizada por la comparsa de gigantes local de Asier Marco. La banda La Tafallesa y la Alai Taldea de Garinoain cerraban la comitiva. La kalejira recorrió la Avenida Severino Fernandez para adentrarse a la Calle Mayor desde la Calle la Feria. Salió de lo viejo desde la calle República Argentina para terminar de nuevo en la plaza.
Una vez concluido el desfile, los dantzaris ocuparon el ala norte de la plaza para hacer sus recitales. No faltaron la jota, Txapelua, Zortziko o Arin-Arin. Mientras tanto, en el ala sur se desarrollaba el derbi de deporte rural entre Pilindros de Tafalla y un equipo de la Baldorba formado para la ocasión.
A la hora del vermú, el casco viejo fue un hervidero. El Tafalla Kantuz recorría las calles mientras que los gigantes tomaban la Placeta de Las Pulgas. Al mismo tiempo, Txalapartaris y laiaris realizaron su taller particular junto al bar Pasadizo.
Tras la comida celebrada en el parque Ereta, el ambiente se concentró en dos ambientes: los bailes con Patxi eta Konpainia de la plaza y el punkrock arrasatearra del grupo Garratz en el Pasadizo, donde se aglutinó el público juvenil.
Pasadas las 21:00 horas, ante una plaza de Navarra abarrotada y una barra que no dejaba de servir, comenzó la actuación de Zea Mays, seguido de los anfitriones Rotten XIII. Los hits más sonados de la música vasca corrieron a cargo de Trikidantz, que protagonizó el cierre de una jornada que la organización no descarta repetir en futuras ocasiones y otras localidades de la Merindad.