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Charo Martínez, de la cocina a la plaza de Altamira
TIENE 87 años pero la energía que transmite Charo Martínez se puede comparar a la de cualquier joven. No le pesa la edad para vivir con pasión, para disfrutar de cada momento y seguir muy activa. "No sé estar sola, hablo con cualquiera", cuenta entre risas. En Altamira, más de un vecino la conoce como la "alcaldesa" por ser una mujer que se ha implicado en el barrio bilbaino tanto a través del grupo Irutasun Dantza Taldea como de la parroquia.
Allí llegó hace más de medio siglo y se dio cuenta "que no había nada". Por lo que se convenció de formar un grupo de danzas. Y así nació Irutasun Dantza Taldea, una entidad que es una "familia" para todos sus integrantes. "Cuando llegamos a vivir era un barrio nuevo, lo estrenamos nosotros", rememora esta mujer, para quien fue un punto de inflexión esa ausencia de opciones culturales en el barrio. "Vivía en Olabeaga y estaba en un grupo de baile que había en Capuchinos y ahí fue donde aprendí lo que sabía. Y al llegar a Altamira me dije que tenía que hacer algo". Dicho y hecho. De los primeros pasos ya han pasado 54 años, más de medio siglo de vida dinamizando el barrio.
Los inicios no fueron fáciles. "Los primeros ensayos fueron en mi cocina con mis hijas y sus amigos. Eran ocho", recuerda Charo, que mantuvo las clases en su casa hasta que "el párroco me dejó una lonja para ensayar". Así, paso a paso, fue surgiendo una entidad que es una de las señas de identidad de Altamira y por la que han pasado muchos de sus vecinos. Ensayando en la cocina no tenían posibilidad de que un txistulari les acompañara con las notas musicales, así que recurrieron a la última tecnología de la época: los casetes. En esas recordadas cintas tenían grabadas las canciones para poder practicar los bailes. "Éramos las chicas del casete, ensayábamos con la música grabada", asegura sin poder contener la risa Charo, para quien la relación que forjó con Jon Pertika cuando bailaba en Capuchinos fue vital para el devenir del grupo Irutasun. "Nos han ayudado mucho los txistularis del Beti Jai Alai porque cuando teníamos que ir a algún lado a bailar, les llamábamos y venían con nosotras", apunta la fundadora de la entidad.
Si con otros grupos la relación era muy buena, dentro del Irutasun todavía más. "Somos familia". A tanto llegó esa relación que "en cierta ocasión, una familia tenía que ir fuera y al chiquillo me lo dejaron a mí. Él no quería dejar el grupo y se quedó conmigo", recuerda Charo que pone en valor que "hemos hecho de todo para conseguir las cosas: hemos vendido lotería para conseguir algo de dinero, nos hemos hecho la ropa nosotros mismos...".
Y esa ilusión que trasmite por el grupo se la ha contagiado a su familia de sangre. "En el grupo han estado mis hijos, ahora están mis nietas. ¿Cómo van a dejar el grupo? Si lo hacen, vuelvo yo", afirma Charo, que hace unos años traspasó la responsabilidad de Irutasun Dantza Taldea a Arantxa Beti -que "es extraordinaria" y cuya hermana fue una de las ocho aprendices en la cocina- y a sus nietas pero que todavía siente la necesidad de ver en primera persona los ensayos. "A los ensayos de las pequeñas sigo yendo porque son a las siete de la tarde pero a los de mis nietas que son más tarde ya no", subraya esta mujer que relajó su implicación en el grupo porque "ya había que estar mirando más bailes€ aunque siempre hemos contado con la ayuda de Bizkaiko Dantzarien Biltzarra". Un reconocimiento en los IV Dantza Tradizionalaren Esker Onak para Charo Martínez, "una mujer que nació demasiado pronto".
PREMIOS
IV. Dantza Tradizionalaren Esker Onak. Reconoce la trayectoria de personas y entidades.
Fecha. Mañana viernes, 4 de diciembre, en el Museo Guggenheim a las 19.00 horas. La gala se podrá seguir en https://www.youtube.com/watch?v=Ium9X9veL5s y en deia.eus.
Galardonados. Ana Santa Coloma, Charo Martínez, Pedro 'Peto' Lezameta, Jesús Mayor y el grupo de danzas de Urioste.
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