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Celebración de espadas en La Antigua
Los dantzaris de Irrintzi cumplieron con la tradición bailando la ezpatadantza ante Santa María de Zumarraga
Los protagonistas del baile de espadas en el interior
del centro fueron Andoni Rodríguez, Aitor Zabaleta, Antton Fernández y
Joanes Jaka. Bailaron en el orden indicado, primero de forma individual
y luego colectiva. La 'cuerda' estuvo integrada por los también
miembros de Irrintzi Xabi Molina, Erik Molina, Eneko Galdos, Josu
Etxaniz, Unai Esteibar, Eneko Esteibar, Imanol Urteaga e Iker
Rodríguez.
De igual modo, no hay ezpatadantza de Zumarraga sin txistularis. Antzinako Ama llevó los sones del baile al templo a través de Endika Alzelai, Aitor Calvo, Juanjo Zabaleta, María Jesús Arratibel, Gontzo González, Maialen Zubizarreta, Ainhoa Zumarraga, Maitane Elgarresta y Unai Izagirre.
Todos ellos, txistularis y dantzaris, encabezaron, tal y como marcan los cánones, la comitiva de subida a Antigua, que parte de la plaza de Euskadi. Pasadas las nueve de la mañana comenzaron a juntarse los protagonistas en los soportales de la plaza de Euskadi. Al mismo tiempo, los participantes en el rallye fotográfico arrancaron con las inscripciones. A las 9.30 horas, con puntualidad británica, los sones del txistu dieron banderazo de salida a la comitiva. Tras los hombres y mujeres de Antzinako Ama se posicionaron los dantzaris y tras éstos las autoridades y vecindario. Todo apunta a que fue la última comitiva en la que Antón Arbulu estuvo presente en calidad de alcalde. Presumiblemente dejará el cargo tras los santaisabeles.
Los que un año sí y otro también dan la talla, mantienen la tradición y engalanan el paso de la comitiva son los vecinos de Eizaga. El barrio, probablemente el más carismático del municipio, cubrió sus calles con un manto verde y vistió de blanco sus balcones. Es más, los socios de Irrika recuperaron ayer las pastas y el 'ardogoxo' con que se agasaja a los que integran la comitiva camino a Antigua. Los últimos años no se había hecho y ayer se recuperó la tradición. De diez.
Por lo demás, Santa Isabel tuvo sus ingredientes habituales. La procesión, en la que los baserritarras de las inmediaciones llevaron en andas a la amatxo de Antigua, custodiados por los amigos de La Antigua. El aurresku de honor, que como de costumbre fue seguido por muchísimo público, volvió a dar protagonismo a los dantzaris de Irrintzi.
La comida popular, la romería y la bajada completaron el día principal de las fiestas.
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