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Carnaval te quiero

El desfile de Caldereros y el pregón del atleta eibarrés Asier Cuevas inauguraron oficialmente unas fiestas más coloristas que otros años

Egilea
B. R.
Komunikabidea
El Correo
Tokia
Eibar
Mota
Albistea
Data
2006/02/26

El desfile, organizado por Eta Kitto! Y Kezka Dantza Taldea volvió a ser todo un éxito, y este año, si cabe, con más alicientes.



Y es que en esta ocasión aterrizaban en Eibar unos invitados de lujo. Se trataba del grupo Andra Mari de Galdakao, que escenificó el carnaval de Altsasu, uno de los más antiguos del País Vasco. Las calles de Eibar se llenaron de colorido y ambiente festivo al paso de la comitiva carnavalera.



Una especie de demonios, vestidos con cuernos, barba larga, cencerros y un tricornio se encargaban de sembrar el pánico entre los más pequeños durante todo el recorrido.



Con ellos caminaban un Papa, con guardaespaldas incluido, un diablo, un alguacil, un par de bueyes y todo un séquito de personajes que nos remontaban al auténtico espíritu del Carnaval, el de espantar a los demonios de la vida cotidiana.



Una vez llegados todos a la plaza de Unzaga (la burra 'Pantxika' no podía faltar en un día tan señalado, con su sombrero y todo), comenzó el espectáculo.



Cientos de personas se agruparon en la plaza para presenciar, primero, la actuación del grupo de Galdakao. Posteriormente, se procedió a la lectura del pregón, que este año corrió a cargo del gran atleta eibarrés Asier Cuevas.



Se encargó de dar la bienvenida a los Carnavales y cómo no, a los caldereros, y finalizó su breve discurso con un 'gora Eibar', que hizo aplaudir a todos lo presentes.



Tras el pregón, se puede decir que los Carnavales eibarreses ya estaban en marcha. De hecho, había bastante gente disfrazada en Unzaga para lo que estamos acostumbrados a ver en los últimos años.



El grupo de danza eibarrés 'Kezka', realizó la ya tradicional danza del oso blanco, una mezcla de baile y teatro que acaparó las miradas de todos los que estaban y de los que pasaban por allí.



Aparcar la vergüenza



Se puede decir, pues, que el arranque de los Carnavales eibarreses fue todo un éxito, y aún se está a tiempo de aparcar la vergüenza en casa y cambiar, por unas horas, de identidad. Es lo que hicieron los bares de Eibar, vestido cada uno de una cosa diferente, con el único objetivo de dotar a la ciudad de un ambiente carnavalero que, todo sea dicho, se está perdiendo con el paso de los años.

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