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Carnaval de plata en Alsasua
Nadie se lo quiso perder, y según algunos se superaron las mil personas disfrazadas que pronosticaban los más optimistas. Fue un espectáculo grandioso, con alsasuarras y foráneos que se quisieron unir a esta fiesta que no tiene edad y está abierta a todos. Una representación sin ensayos que finalizó con la Momotxorroen dantza , en la que estos seres simbiosis de hombre y buey de aspecto feroz se descubrieron ante una plaza en la que no cabía un alma.
Los festejos comenzaron desde la mañana y de ello se encargó la burrumba de Aoiz. Asimismo, en la cita de ayer hubo unos invitados especiales llegados de Bielsa, que trajeron hasta Alsasua su carnaval, poblado de trangas, madamas, garretas, caballés , osos y omontanos que calentaron motores antes de zambullirse de lleno en la comitiva rural. Otra sorpresa de ayer fue la representación de un akelarre a cargo de nueve mujeres, que ya lo hicieron hace 6 años. Con una plaza a oscuras, escenificaron un espectáculo de música, danza y luces articulado en tres partes que se identificaban con tres colores: el negro, el rojo y el blanco. Representaban el recogimiento y la tristeza del primero, la fiesta y el juego el segundo para finalizar con el blanco, la renovación y la explosión de la fiesta.
COMITIVA RURAL El protagonista del carnaval de Alsasua es el momotxorro , que se cubre con pieles de oveja, cuernos y ropas y rostro manchado de sangre porta una sarda con la que espanta a todos los que se encuentra a su paso, acompañado del sonar de los cencerros que lleva en la cintura. Ayer hubo cientos. El otro personaje típico es la mascarita, pero se vieron pocas. Su atuendo se basa en una sobrecama con la que se cubre el cuerpo y cabeza, atada con una cuerda y un pompón. El rostro se oculta con una puntilla, en fin, una especie de burka en la que las alsasuarras ocultaban su identidad para vivir esta fiesta. A estos se unieron con la recuperación, brujas aglutinadas como una gran nube negra en torno al akerra o macho cabrío, el herensuge o dragón, mullidos juantramposos y otros personajes que tienen en común la presencia de elementos cotidianos procedentes del campo y la ganadería, cargados de simbología, que no faltaron ayer.
En esta comitiva tampoco faltó la golda , arrastrada por dos bueyes, que preparó la tierra para la siembra. Asimismo, monaguillos, curas y padrinos tuvieron su boda, y los novios, un carro para llevar el ajuar a su nuevo hogar, todo ello envuelto en una variedad de sonidos con gaiteros, txistularis y fanfarres. También hubo que llevarse a la boca, y se pudieron degustar torrijas aportadas por las sociedades gastronómicas locales.
RECUPERACIÓN DE LA FIESTA El carnaval de Alsasua volvió a tomar forma en 1982 de la mano de un grupo de entusiastas tras varias décadas desde su desaparición. Su declive comenzó en los años de la dictadura de Primo de Rivera, para perderse por completo durante la Guerra Civil y el franquismo. Uno de los artífices de la recuperación fue el akordeoilari Enrike Zelaia, quien comenzó a investigar en los años 60. "La información recibida en los años de la posguerra transmitía una información que, en muchos casos, no encajaba para nada con la realidad de las cosas. La mayoría de la población nativa aceptaba con dolorosa resignación una profunda transmutación en sus señas de identidad" afirmaba Zelaia, añadiendo que "el carnaval alsasuarra, así como el resto de tradiciones, no se recuperó únicamente para gozo y deleite de la población, que también, sino más bien para restablecer y potenciar la identidad tanto de Altsasu como la de todos sus moradores".
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