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Bolantes que iluminan el cielo
más de 100 dantzaris en luzaide/valcarlos
Tras días de nervios y de lluvias inestables, ayer el cielo se abrió sobre la plaza de Santiago de Luzaide/Valcarlos para inundar de luz y de color las llamativas cintas de seda que, cada año, lucen orgullosos los Bolantes. Porque para los luzaidarras éste es su día grande, un día de encuentro, de emociones y de sentimientos inexplicables que van más allá de los bailes o jauziak.
Con los primeros rayos de sol y después de coger fuerzas en el tradicional almuerzo, varios bolantes danzaron en pasacalles por los barrios de Pekotxeta y de Bentas;otros, lo hicieron en la misa del Domingo de Resurrección. Sin embargo, el momento álgido llegó con las campanadas de las 12.00 horas, cuando más de un centenar de bolantes salieron en desfile desde el cruce de Ardandegia. Por detrás de los zaldikos, las gigantillas, los zapurrak (ataviados con barba, gorro y un hacha en su mano) y los seis gorris (vestido de rojo, son miembros de la Junta de bolantes), remataban la comitiva las dantzaris, (con chalecos granates o verdes y con faldas y blusas blancas), los dantzaris, (con camisa blanca, pantalón decorado con cascabeles y con cintas de seda a sus espaldas), y los makilaris. Abriéndose paso entre el público, los bolantes bailaron Martxa, Bolant-Dantza y Erdizka Lauetan al son de la música de la fanfarre hasta llegar a la meta: la acogedora plaza de Santiago. Allí, Arantza Arrosagaray dio la bienvenida a todos los asistentes. “Hemos preparado la actuación con mucho trabajo e ilusión y esperamos que lo disfrutéis tanto como todos nosotros”, saludaba.
Como para no disfrutar de una de las tradiciones más llamativas y ancestrales de Navarra, que además está considerada desde 2012 como un Bien de Interés Cultural. Formados en corro, más de una veintena de bailes fueron interpretadas por igual tanto por chicos como por chicas, una situación que cambió el año pasado, pero que ya no extraña a la vista. Entre ellos, los jauziak, las kontradantzak y los bailes de los makilaris, que lanzaron al aire sus palos (makilas) recogiéndolos entre los aplausos del público.
Por la tarde, se volvió a repetir la misma escena, esta vez en el frontón Arretxe. A las típicas dantzas, que finalizaron con una última martxa donde todos bailaron al unísono, se les sumó el esperado juego de los atxotatupinak, unos personajes que, ataviados con una piel de oveja y unas porras y escoltados por los gorris, trataron de defenderse de todo aquel que intentara quitarle sus harapos.
EMOCIÓN DESDE NIÑOS Sin embargo, nada sale perfecto si no hay un buen trabajo detrás. Lo sabe bien, Arantza Arrosagaray, una de las personas encargadas de organizar los ensayos previos. “Empezamos a ensayar desde febrero y son momentos de nervios. Es muy emocionante. Y sobre todo los pequeños, que empiezan desde muy txikis y le ponen mucha ilusión a todo”. Y es que, si por algo se caracteriza esta fiesta, es por el sentimiento y la emoción que se transmite de generación en generación, de ahí que el grupo abarque desde los 4 hasta los 60 años.
Entre los benjamines, Peio Alzón, con tan sólo 4 años, estrenaba ayer traje de makilari. “Estoy muy contento, voy a tirar el palo muy alto”, afirmaba minutos antes del desfile. Peio lleva ensayando desde que tiene 2 años y, aunque se mostrara nervioso, superó con creces su gran debut. En el otro extremo, aunque igual de nervioso, el vecino de Luzaide de 60 años, Pedro Juan Camino (más conocido como Peio), se animaba a retomar el baile después de 20 años sin hacerlo. Eso sí, el traje que utilizaba entonces todavía le sienta bien. “Estoy muy ilusionado, aunque, ay, madre, no sé si aguantaré todos los bailes, noto que me duele aquí en el tendón”, confesaba entre risas.
Cada uno con sus inquietudes, lo cierto es que, en conjunto, los Bolantes no desprenden sino pura emoción y sentimiento, y, en vista de la ilusión de los más pequeños, tiene pinta de que así lo seguirán desprendiendo durante unos cuantos años más.
PINCELADAS
Tradición ancestral. Tienen su origen en los carnavales, pero desde hace más de 40 años, lo celebran en el Domingo de Pascua.
Bolantes. Su nombre viene de las cintas de seda que cuelgan a sus espaldas
Más de 100 dantzaris. De sus 387 habitantes censados, más de 100 forman el grupo de Bolantes.
Edades variadas. La afición se transmite entre generaciones y los más pequeños empiezan a ensayar incluso con 2 años. Actualmente, el grupo lo componen de 4 a 60 años.
Jauziak. Desde el año pasado, las mujeres bailan al igual que los hombres los jauziak como Muxikoak, Azkaindarrak o Egi.
Novedad 2018. Han sacado a la venta unas camisetas blancas y azules por 15 euros.
Los Bolantes llenaron de luz y color la plaza de Santiago con sus cintas de seda ante centenares de asistentes que no quisieron perderse una de las fiestas más llamativas de Navarra. (Iñaki Porto)
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