Bihotzera

Crítica, Bihotzetik

El espectáculo Bihotzetik nos llegó bihotzera, es decir, al corazón de cuantos asistimos a este interesante, arriesgada y generosa producción de Vaivén, dirigida por Ana Pimenta y, en colaboración con Verdini Dantza e Iñaki Salvador.



La propuesta atrajo a mucha gente que abarrotó el teatro donde colgaba el cartel de entradas agotadas y entre las que encontramos a personas con síndrome de Down. Al finalizar el acto, pudimos observar a sus cuidadoras que emocionadas decían: ¿qué bonito!.



Tenemos que señalar que el trabajo de Verdini como pedagoga de personas con este síndrome, es magnífico, pues se supone que transmitir danza, emoción y sentimiento a estas niñas debe de ser un trabajo arduo y difícil, aunque sabemos es emocionalmente muy enriquecedor.



Hay un cuidado exquisito por parte de Verdini y compañeras en las relaciones que se establecen con las niñas que se van dejando guiar a través del espectáculo y las diversas coreografías.



Las cinco bailarinas, en negro, dan soporte a las tres en naranja con el síndrome de Down, preciosas en su gestualidad de torsos y brazos y en el uso de los velos que manejan con gran soltura.



Iñaki Salvador y su trío están espléndidos durante el desarrollo de todo el montaje; un lujo para los sentidos y probablemente lo mejor a nivel de calidad artística de Bihotzetik. La música de Salvador (tras haber observado a las bailarinas durante largas horas) marcha con una seguridad y firmeza indescriptible de inicio a fin. Esta obra resulta un conjunto sonoro donde la gama de emociones expresadas, la forma de hacerlo, procedente del puro contrapunto rítmico jazzístico del creador, nos lleva al absoluto disfrute auditivo.



Esta lucidez musical junto a la cuidadísima puesta en escena (impresionante el diseño de luces) y la correcta coreografía de Verdini, dan como resultado un espectáculo muy digno y, sobre todo, un espectáculo cargado de eficiencia humana y social.