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Bermeo une a tres grupos culturales en torno a una fiesta de aniversario común
Para empezar con los más jóvenes, Bermeoko Erraldoien Konpartsa cumple su primera década de existencia tras haber dado vida a los cuatro gigantes que componen la plantilla de la localidad. En 2006, cuatro amigos se animaron y decidieron que serían ellos quienes sacaran los gigantes a la calle. “En épocas anteriores venía la gente de los grupos de Deusto y Santurtzi a ponerlos a bailar, aunque solo en las fiestas del municipio”, relata Joseba Batiz, uno de los integrantes del grupo. Hace una década lograron convencer y reunir a una decena de integrantes y, a partir de ahí, aunque alguno se ha caído por el camino, han llegado nuevos voluntarios que mantienen a un grupo de 15 componentes. Cada gigante ronda los 50 kilos, y para ponerlos a bailar suelen necesitar un mínimo de dos personas, que se suelen turnarse en esta labor. “La mayor dificultad suele ser el viento, ya que provoca un efecto vela y es difícil manejarlo”. Suelen ensayar una vez por semana, aunque con la celebración de los 10 años han tenido que redoblar esfuerzos, ya que han incluido nuevos bailes en su repertorio.
Los gigantes se dividen en dos partes en cuanto al material con el que se construyen. Por un lado esta la estructura que los sustenta, que suele ser de madera, aunque hay algunos de aluminio, y lo demás es de fibra de vidrio y látex, sin contar con los ropajes que visten habitualmente. Por norma general, los gigantes representan la historia o los personajes de cada lugar. En el caso de Bermeo son dos parejas, que están inspirados tanto en el mundo de la mar como en el del caserío, dos pilares en los que se ha sustentado Bermeo. Como detalle, uno de ellos es la figura de un arrantzale que vivió en la localidad y, aún hoy, hay gente que lo reconoce cuando salen a desfilar. Además de los gigantes, en los desfiles salen acompañados de los cabezudos, ya que estos últimos cumplen la función de despejar el camino a los primeros.
Otro de los protagonistas de ayer en el frontón Artza fueron los integrantes de Alkartasuna Dantza Taldea. El grupo de baile nació en el instituto de la localidad costera, cuando una cuadrilla de amigos pensó en representar algunos bailes en la ceremonia que se celebraba todos los años en el centro de estudios. “Cada año se solía hacer un certamen con canciones, baile, teatro, lectura de poesías… Y un año, uno de nuestros amigos, que conocía algunos pasos, ya que había aprendido baile de pequeño, nos metió en la cabeza hacer euskal dantzak para el evento”, recuerda Gaizka San Pedro, uno de los miembros fundadores.
Empezaron a aprender por su cuenta y, satisfechos por el resultado obtenido, decidieron seguir con la afición. “Contactamos con Patxi Beitia, un eibartarra que trabajaba en Bermeo, para que nos enseñara”. Con el grupo formado, y un maestro que les guiará, solo les faltaba un último detalle: las mujeres. “Fuimos convenciendo a las mujeres de nuestra clase y nuestro entorno, y así se fundó Alkartasuna”. Ahora mismo el grupo lo componen unos 45 adultos y, en cuanto a los jóvenes, tienen a 80 dantzaris, por lo que parece que el relevo generacional está asegurado en un futuro.
Por último, la tercera formación que cumple un aniversario redondo este año es el orfeón local, que ha llegado a los 60 años de existencia. Bermeoko Abesbatza nació en abril de 1956, fruto de la aportación de los coros parroquiales y el interés y afán que siempre ha existido entre los bermeanos por la música coral. Durante su primera etapa, de 1956 hasta 1963, dirigieron la agrupación los padres franciscanos y el ilustre musicólogo José Antonio Egia. El Orfeón llegó a contar en esa etapa con entre 90 y 100 voces mixtas, siendo una de las corales más acreditadas de Euskal Herria. Después, tras pasar un tiempo en el que no realizaron actuaciones formales, en 1974 volvieron a reagruparse hasta el presente. Tres formaciones que a base de voluntad y afición seguirán deleitando muchos años más.
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