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Berlín Importa coreógrafos vascos

Primer Festival de coreógrafos vascos

Egilea
Concha Lago
Komunikabidea
Deia - Noticias de Bizkaia
Mota
Albistea
Data
2009/10/17

Willkommen/Ongi Etorri. Un popurrí de alemán y euskera se mezcla este fin de semana en un refugio mítico de la resistencia germana, Tacheles, en la calle Oranienburger. La música y los pasos de baile que se escuchan en la sala Goldener alejan al visitante los fantasmas del pasado y le sumergen en una iniciativa que traspasa fronteras y aúna culturas, el primer Festival de Coreógrafos vascos de Berlín. Un festival que reúne hasta mañana a los bailarines Asier Zabaleta, Mikel Aristegui y a los componentes de Kukai Tanttaka, acompañados por las lecturas de Harkaitz Cano, Karmele Jaio y Michael Kasper. Al frente de esta expedición cultural, Mikel Aristegui, director del festival y bailarín guipuzcoano residente en Berlín, quien ha contado con la ayuda de la asociación Gernika.

"Es complicado organizar aquí un festival de coreógrafos vascos. Planificar el montaje de las compañías, los discursos de bienvenida, cuidar que todo el engranaje esté bien engrasado y sobre todo asegurarme que no haya problemas de comunicación entre los técnicos, el director del teatro... no hay que olvidar que la lengua madre es el alemán, que no habla cualquiera", dice Arístegui, algo sobrepasado. Este creador de la compañía T.L.F. Danza y docente de baile en diversos países mantiene que "incluso hoy en día es muy difícil que un bailarín pueda quedarse en Euskadi y dedicarse profesionalmente sólo a ello".

El festival se ha planteado como un armonioso cóctel entre danza y literatura. En la partitura escrita, ayer el turno fue para Harkaitz Cano que leyó Passaia Blues con traducción de Petra Elser. Hoy toma el testigo Karmele Jaio que leerá Amaren eskua con traducción de Gabriele Schwab. Mientras que el domingo, la parte literaria corre a cargo de Michael Kasper, un autor alemán profundo conocedor de la cultura vasca.

Cada coreógrafo presenta una pieza con reminiscencias euskaldunes. Asier Zabaleta representó ayer viernes, El agujero del Avestruz con la compañía Ertza. "A Asier le conozco hace mil años y aunque no he visto sus últimos trabajos, confío ciegamente en él", declara Aristegui que ha elegido casi personalmente el elenco. Por eso, el domingo Berlín baila al ritmo de Kukai Tanttaka y su Hnuy Illa con textos de Joseba Sarrionandia. " Cuando ví Hnuy Illa me pareció que poseía una combinación inteligente entre los bailes vascos y la danza contemporánea», declara un Aristegui que ha reservado para su actuación la tarde de hoy.

Aristegui bailará Unerwartet/Ezustekoa, una pieza que acaba de estrenar en Donostia, y que revive los fusilamientos de Hernani en 1936 a través de la historia de su aitona. El bailarín guipuzcoano conjuga distintos tipos de danza, entre ellas la contemporánea, con elementos del teatro, y traslada al espectador a los meses de octubre y noviembre de 1936, en los albores de la Guerra Civil, período en el que unas 200 personas fueron sentenciadas a muerte y asesinadas a manos de los sublevados por acusaciones infundadas.

en familia El aitite del bailarín, Julián Arístegui, fue una de las víctimas de este oscuro pasaje. El padre de Mikel, José Mari, que tenía seis años cuando tuvieron lugar los fusilamientos, participa como actor en esta representación. El bailarín es un apasionado a la hora de remontarse a sus orígenes culturales y en noviembre de 2008 ya presentó en la capital vizcaina el espectáculo Euskalherria. Ahora gira con Ezustekoa, una pieza que comenzó a pergeñar hace tres años tras la inauguración de un monumento en el cementerio de Hernani para honrar a los fusilados.

También la cesta punta ha jugado un papel determinante en sus coreografías. "Yo creo que uno tiene determinadas inquietudes que se van materializando con un proyecto o con otro y que son casi casualidades del destino", explica. "Por eso me encantó crear la coreografía de este espectáculo de cesta punta en el frontón de Hondarribia. Fue algo que me interesó mucho. Además para mí suponía la oportunidad de estar dos meses de creación en San Sebastián", matiza.

Absolutamente partidario de los festivales de danza de calle, el coreógrafo e intérprete donostiarra cree que es una forma de sensibilizar al público. «Ya he participado en otros festivales de calle y la gente está encantada de poder disfrutar de este tipo de propuestas y ver danza sin tener que comprar una entrada. El hecho de romper con la distancia entre el escenario y la butaca hace que la gente se anime a preguntar a los intérpretes o a comentar el espectáculo", subraya. Especializado en proyectos de performance asegura que "la danza fuera del teatro es necesaria en una sociedad como la vasca que requiere todavía de información directa. Así puedes llegar a gente que no tiene que comprar una entrada para un espectáculo en el que no sabe qué va a ver".

En Berlín no necesita de esa aproximación al patio de butacas porque en Tacheles ya se ha metido al público en el bolsillo.




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