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Bera se llena de pastores, nodrizas y zíngaros para celebrar el carnaval
40 parejas participaron en la comparsa iñudeak eta artzaiak , que desfila desde 1980
Sobre las 10.00 de la mañana de ayer salieron del frontón de la calle Eztegara de Bera los componentes de la comparsa de Iñudeak eta Artzaiak . En esta edición participaron en la tradicional fiesta de bailes alrededor de 150 vecinos de la localidad. Los Iñudeak eta Artzaiak (niñeras y pastores), como manda la tradición, cambiaron sus papeles: las mujeres iban vestidas de hombres, mientras que éstos últimos de niñeras. La peculiar comitiva tardó en hacer su recorrido habitual unas tres horas y media.
Los Iñudeak eta Artzaiak protagonizaron diversas actuaciones de danzas en los distintos puntos del pueblo formando una fila de parejas, la primera parada se realizo delante de la puerta principal de la residencia de ancianos San José, en donde los residentes les recibieron con gran entusiasmo.
Delante del grupo y abriendo el espectáculo viajaba una carroza, adornada para la ocasión con ramas de boj, en la que el protagonista era el rey Momo, encarnado este año por Andoni Martinez que fue vestido de monarca. Durante todo el viaje estuvo acompañado de los pajes, que fueron Itsaso Goñi y Xabier Pumar. Cerrando la comparsa desfilaban los representantes municipales, ataviados con vestimenta de época (de alcalde, concejales, curas, monaguillos, viudas...) Cabe destacar que entre estos el papel de enfermera lo interpreto Jesús Mari Etxenike. También hubo un grupo de panaderos que estuvo formado por Inma Danboriana, Arantxa Goya y Maite Toledo y entre todos estos no podian faltar las marujas del pueblo (cotillas). Esta reprensentacion fue muy bien emulada por los jóvenes Andoni Andueza y Imanol Gonzalez.
historia y evolución Aunque originariamente se trate de una fiesta donostiarra, ya con anterioridad a la Guerra Civil se celebró por primera vez la fiesta de Iñudeak eta Artzaiak. En la guerra y la posguerra se prohibió esta celebración, igual que las demás, durante 40 años. En 1979 unos jóvenes, integrados en el grupo de dantzaris del Gure Txokoa, comenzaron a trabajar en la recuperación de la fiesta. Recopilaron la información necesaria de la mano de algunos hombres que habían participado en ella antes de la guerra, y aprendieron las canciones y los bailes. Las mujeres tuvieron su lugar en la fiesta, y siguen manteniéndolo. En otros lugares donde se celebra esta fiesta (Donostia, Pasaia, Tolosa y Hernani), son los hombres los que cogen el papel de pastor, y las mujeres, el de nodriza.
En Bera, en cambio, y con una intencionalidad más carnavalesca, recordando que antes de la guerra eran los hombres los que se vestían de mujer ( las mujeres tenían prohibida la participación en los actos sociales), intercambiaron los papeles. Así, los hombres salen de nodrizas, y las mujeres de pastores. La fiesta fue un rotundo éxito. Desde que se volvieron a celebrar los desfiles, éstos están patrocinados por la sociedad beratarra Gure Txokoak, que en este 2006 celebra el 75 aniversario de su fundación.
comparsa de caldereros En la tarde-noche del sábado desfiló la Comparsa de los Caldereros, que aglutina gran parte de los elementos carnavalescos: zíngaros, oso, pitonisas, carro, cubas de ron, collares, abalorios variados, danzas, ruido, panderetas, faldas con lentejuelas, chalecos negros, sombreros, patillas, pócimas mágicas
Tolosa y San Sebastián marcaron las pautas para anunciar, de esta singular manera, la llegada del carnaval; son los veteranos, y también referencia obligada para todos los demás.
Hasta la capital donostiarra acudió a principios del año 80 una cuadrilla de Bera con el ánimo de observar qué y cómo se hacía esta fiesta en San Sebastián. Y así, en 1980 los beratarras celebran por vez primera la Fiesta de Caldereros, haciéndolo desde entonces de forma initerrumpida, y de la mano de la sociedad Gure Txokoa. El ruidoso cortejo de zíngaros recorre las calles de la localidad, se escenifica alternando cada año entre la plaza de San Esteban o en la de Alzate. Este año le tocaba el turno a Alzate, y allí se celebró lo que se denomina unión de sangre. Se escenifica una boda zíngara en la que el patriarca, tras unir en matrimonio a los dos cónyuges, lanza al aire una cazuela de barro; al estrellarse la cazuela contra el suelo, si se rompe en muchos pedazos se interpreta que esa pareja va a gozar de tantos años de felicidad como trozos han quedado esparcidos, y si se rompe en pocos pedazos se interpreta es que esa pareja va a tener tantos hijos como trozos de barro haya en el suelo, y todo ello acompañado de de varias coplas, como La marcha de los húngaros, Los caldereros llegan a su trabajo , Begi urdiñak , o El Canto de Hungría . Todos los actos fueron contemplados por numeroso público.
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