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Béjart, el coreógrafo místico
Hijo del filósofo Gastón Berger, el polifacético artista marsellés tomó su apellido artístico de la mujer de Molière -Armande Béjart-. Formado en danza clásica, debutó como bailarín, aunque pronto descubrió su vocación como coreógrafo. Creó su 'opera prima' en 1945, para los Ballets de l'Etoile. El éxito de 'La consagración de la primavera' (1959) propicia su instalación en Bruselas, donde funda el Ballet del Siglo XX (1960-1987) y la mítica escuela Mudra, inaugurando una prolífica etapa en la que crea grandes hitos como 'Bolero' (1961) o el 'Pájaro de fuego' (1970). En esa época, emerge el bailarín Jorge Donn (1947-1992), figura indispensable, fuente de inspiración y musa de gran parte de los trabajos de Béjart. Discrepancias administrativas llevaron al artista francés a mudarse a la ciudad suiza de Lausana, escenario de su nuevo renacer. Allí fundó el Béjart Ballet Lausanne (1987) y la escuela-taller Rudra (1992). De creatividad fecunda, el extenso repertorio coreográfico de Béjart abarca una ingente cantidad de obras, cuyas cifras oscilan de 150 a 250 obras. Maurice Béjart fue el coreógrafo de los grandes trabajos grupales, de la revitalización del papel masculino en la danza, el artista que llevó la danza a estadios deportivos y circos, donde congregaba a multitudes. Grandilocuente en sus manifestaciones, tres fueron las claves de su obra: teatralidad, misticismo y musicalidad.
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