Basauri se funde con la danza

El espectáculo más colorido y animado de cuantos se celebran en Basauri a lo largo del año ha salido del municipio por la puerta grande tras un fin de semana de gala. Y es que el festival Euskal Herriko Dantza Agerketa ha vuelto a cumplir con las expectativas creadas durante los 37 años de vida que ostentaba hasta esta nueva edición. Tanto es así que ahora que esta exhibición anual se ha despedido hasta el año que viene, parece que Basauri se ha quedado vacío. Será porque tanto la vista como el oído se habían acostumbrado ya a escuchar y ver cascabeles, lazos, txistus y abarcas llenando, durante tres días, las calles y plazas del municipio.

No en vano, en un intento de hacer más popular, si cabe, el festival que en sus inicios -allá por 1962-, ha vuelto a incluir este año un pasacalles previo a la gran actuación típica del parque Bizkotxalde del sábado. Esta iniciativa deja clara una de las máximas que siempre ha mantenido este festival, que no es otra que celebrarse al aire libre. "Las danzas tradicionales siempre se han bailado en las calles, plazas o pórticos de las iglesias y así es como queremos mostrarlas nosotros en Basauri", explica Pili Castro, una de las organizadoras de este festival que ha puesto a Basauri en el mapa de las danzas vascas. No así porque este municipio mantenga sus bailes originales, sino porque cada año reúne en torno a unas gradas a aquellos grupos que se han encargado de mantener y difundir las tradiciones que se llevaban a cabo en la antigüedad en sus pueblos de origen.

"Hay grupos que han decidido no bailar fuera de su contexto, pero aún así vienen a Basauri", explica Castro. Y es que para ellos la invitación a participar en este festival supone "todo un reconocimiento" a la labor que desarrollan recuperando las tradiciones de sus lugares de origen.

A los diferentes escenarios que ha tenido el Dantza Agerketa, entre los que destacan el desaparecido campo de fútbol de Basozelai o Soloarte, han subido grupos llegados desde todos los rincones de Euskal Herria, como Labastida o Biasteri, en Araba; Andoain o Mutriku, en Gipuzkoa; Itsasu o Donibane Lohitzune, de Lapurdi, y Baztan o Bera, de Nafarroa.

Este año les ha tocado el turno a las bilbainas Deustuko Andrak, unas mujeres que se reúnen cada año para ensayar su soka-dantza y bailarla el 19 de marzo, a la salida de misa y en presencia de las autoridades, una costumbre que se había perdido. Como ellas, el grupo Untzueta de Areta presentó la danza de la trinidad de Koartango, que actualmente se realiza el domingo más cercano al día del Corpus. Estos bailarines protagonizaron uno de los momentos más espectaculares del festival con la construcción de un castillo o torre humana similar a los castellets catalanes.

Por su parte, los donostiarras Goizaldi saludaron al público con el agurra, utilizado frecuentemente para hacer homenajes y recibimientos. Continuaron la exhibición enseñando su ezpata-dantza además de otros bailes, como el brokel-dantza -el ciclo más conocido y bailado en Gipuzkoa- en el que se utilizan diferentes herramientas y que requiere de mucha habilidad por parte de los dantzaris. Oinak Arin, grupo natural de Beskoitze en Lapurdi, animó al público con la divertida bizardantza y las fanfarrias más carnavalescas propias de aquella región. El toque más original, por ser la primera vez que se integraba en el programa del Dantza Agerketa, fueron las jotas cantadas y bailadas por la escuela de jota de Fustiñana, de la ribera navarra.

Ayer recogieron el testigo los grupos locales que, además de bailar, se encargaron de que el festival saliera a las mil maravillas. Así, los grupos Edurre, Basauritar y Agintzari mostraron los bailes de su amplio repertorio ante cientos de vecinos.

Los donostiarras Goizaldi bailaron su ezpata-dantza el sábado por la tarde en Bizkotxalde. (Janire Jobajuria)