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Baryshnikov vuelve a Madrid tras siete años de ausencia, con 'Hell's Kitchen'

El bailarín y coreógrafo asegura que actualmente le interesa más el trabajo de los jóvenes que el suyo propio

Egilea
Chusa L. Monas
Komunikabidea
Diario Vasco
Tokia
Madrid
Mota
Albistea
Data
2006/07/12

Menudo y directo, este genio de la danza nacido en Letonia, formado en Rusia y ensalzado en Estados Unidos, donde vive, aguantó estoicamente el sofocante calor en un recinto sin aire acondicionado y los numerosos flashes de la cámaras. Gracias al abanico, ya que se quitó la impecable chaqueta color camel con la que apareció, el mítico bailarín y coreógrafo resistió y, muy amablemente, habló de su labor como mecenas de jóvenes valores de la danza, su amor por España y su cultura, y también del que es el primer trabajo del Baryshnikov Dance Center (BAC), montaje que ya ha representado en Barcelona y que ahora recala en Madrid.

Volver a Madrid

Tras un correcto «muchas gracias» en castellano, el que fue alumno tardío de la escuela de ballet del Kirov de Leningrado, donde llegó con 15 años y logró ser bailarín principal, relató en su expresivo inglés que cada vez que viaja a nuestro país piensa que es la última vez. «Y me da pena porque pienso lo bonito que sería regresar otra vez. Todavía estoy aquí y ya pienso en volver otra vez porque España ocupa un lugar muy importante en mi corazón y mi carrera. Vine aquí por primera vez hace más de cuarenta años con una compañía rusa -luego, cuando se dio cuenta que los periodistas estaban echando cuentas, dijo que no hacía tanto tiempo-, tengo amigos muy cercanos, admiro su patrimonio cultural y españoles son mu- chos de los artistas que me han inspirado en mi vida», comentó.

El también creador de la Baryshnikov Foundation, fundación que persigue nuevas fórmulas de expresión para la danza y ayudar a las nuevas generaciones de artistas a abrirse camino en este «complicado y turbulento» mundo de la danza, está entusiasmado con Hell's Kitechen Dance, montaje que ofrece una oportunidad única para disfrutar de su talento, ya que el probablemente mejor bailarín del mundo forma parte del reparto de este espectáculo formado por tres trabajos de dos jóvenes coreógrafos, Over/Come, Come in y Years Later

Trabajo de los jóvenes

Y es que, a una edad en la que sus colegas están retirados -58 años-, Baryshnikov sigue activo. «Todavía no me he jubilado del todo, de la danza, pero, más que mi trabajo personal, me interesa el de los jóvenes. El programa cuenta con tres piezas, yo bailo dos, una solo y otra con el resto de la compañía, formada por estudiantes y algún que otro graduado. Para la mayoría de ellas, esta es su primera visita a Europa y, mientras ellos recorren ciudades y museos, yo descanso y cargo baterías», declaró el que también fue director artístico del American Ballet Theater, puesto en el que se mantuvo hasta 1990

En su apuesta por hacer de Estados Unidos un lugar «más abierto y amigable para los artistas jóvenes, que siempre están presionados por la cuestión económica», el bailarín dedica la mayor parte de sus esfuerzos a su fundación, centro que incluye cursos, seminarios y talleres «para crear un ambiente en el que el talento fluya más fácilmente. El intento es recrear esa atmósfera artística que se dio en Estados Unidos en los 60 y que tanto dio de sí. Entre obra maestra y obra maestra, mi amigo Pedro Almodóvar visitó un día el centro y me prometió que iba a participar en alguna de sus actividades», adelantó.

Sin ningún proyecto cinematográfico, universo en el que estuvo nominado al Oscar como mejor actor secundario por Turning Point, Baryshnikov ha combinado la danza con la actuación. «Cuando me implico en un proyecto, ya sea cine, televisión -fue uno de los novios de Carrie Bradshaw en la exitosa serie Sexo en Nueva York-, fotografía, teatro u ópera, siempre me pongo en el lugar del espectador porque, haga lo que haga, lo que quiero es conmover al público, y si no lo consigo, es una pérdida de tiempo. No entro en que manifestación artística es más moderna o está más avanzada, porque eso va y viene», recordó el artista, que, eso sí, no se considera un actor de televisión. «Conocí a Sarah Jessica Parker -protagonista y productora de Sexo en Nueva York-, me ofreció un papel y sentí curiosidad. Trabajé un año y no me arrepiento, pero no soy actor de televisión», reiteró.

«Crecí en la cultura europea. Un bailarín tiene que beber de otras culturas. En EE UU, un país de emigrantes que tiene como resultado una mezcla portentosa, se tiende en la actualidad a valorar la herencia continental, ya no es basura europea porque se tiene conciencia de lo que se debe al Viejo Continente», subrayó Baryshnikov, que dice que en su campo la mejor escuela del mundo es la rusa.

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