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Baryshnikov vuelve a Madrid tras siete años de ausencia, con 'Hell's Kitchen'
El bailarín y coreógrafo asegura que actualmente le interesa más el trabajo de los jóvenes que el suyo propio
Menudo y directo, este genio de
la danza nacido en Letonia, formado en Rusia y ensalzado en Estados
Unidos, donde vive, aguantó estoicamente el sofocante calor en un
recinto sin aire acondicionado y los numerosos flashes de la cámaras.
Gracias al abanico, ya que se quitó la impecable chaqueta color camel
con la que apareció, el mítico bailarín y coreógrafo resistió y, muy
amablemente, habló de su labor como mecenas de jóvenes valores de la
danza, su amor por España y su cultura, y también del que es el primer
trabajo del Baryshnikov Dance Center (BAC), montaje que ya ha
representado en Barcelona y que ahora recala en Madrid.
Volver a Madrid
Tras
un correcto «muchas gracias» en castellano, el que fue alumno tardío de
la escuela de ballet del Kirov de Leningrado, donde llegó con 15 años y
logró ser bailarín principal, relató en su expresivo inglés que cada
vez que viaja a nuestro país piensa que es la última vez. «Y me da pena
porque pienso lo bonito que sería regresar otra vez. Todavía estoy aquí
y ya pienso en volver otra vez porque España ocupa un lugar muy
importante en mi corazón y mi carrera. Vine aquí por primera vez hace
más de cuarenta años con una compañía rusa -luego, cuando se dio cuenta
que los periodistas estaban echando cuentas, dijo que no hacía tanto
tiempo-, tengo amigos muy cercanos, admiro su patrimonio cultural y
españoles son mu- chos de los artistas que me han inspirado en mi
vida», comentó.
El también creador de la Baryshnikov Foundation,
fundación que persigue nuevas fórmulas de expresión para la danza y
ayudar a las nuevas generaciones de artistas a abrirse camino en este
«complicado y turbulento» mundo de la danza, está entusiasmado con
Hell's Kitechen Dance, montaje que ofrece una oportunidad única para
disfrutar de su talento, ya que el probablemente mejor bailarín del
mundo forma parte del reparto de este espectáculo formado por tres
trabajos de dos jóvenes coreógrafos, Over/Come, Come in y Years Later
Trabajo de los jóvenes
Y
es que, a una edad en la que sus colegas están retirados -58 años-,
Baryshnikov sigue activo. «Todavía no me he jubilado del todo, de la
danza, pero, más que mi trabajo personal, me interesa el de los
jóvenes. El programa cuenta con tres piezas, yo bailo dos, una solo y
otra con el resto de la compañía, formada por estudiantes y algún que
otro graduado. Para la mayoría de ellas, esta es su primera visita a
Europa y, mientras ellos recorren ciudades y museos, yo descanso y
cargo baterías», declaró el que también fue director artístico del
American Ballet Theater, puesto en el que se mantuvo hasta 1990
En
su apuesta por hacer de Estados Unidos un lugar «más abierto y amigable
para los artistas jóvenes, que siempre están presionados por la
cuestión económica», el bailarín dedica la mayor parte de sus esfuerzos
a su fundación, centro que incluye cursos, seminarios y talleres «para
crear un ambiente en el que el talento fluya más fácilmente. El intento
es recrear esa atmósfera artística que se dio en Estados Unidos en los
60 y que tanto dio de sí. Entre obra maestra y obra maestra, mi amigo
Pedro Almodóvar visitó un día el centro y me prometió que iba a
participar en alguna de sus actividades», adelantó.
Sin ningún
proyecto cinematográfico, universo en el que estuvo nominado al Oscar
como mejor actor secundario por Turning Point, Baryshnikov ha combinado
la danza con la actuación. «Cuando me implico en un proyecto, ya sea
cine, televisión -fue uno de los novios de Carrie Bradshaw en la
exitosa serie Sexo en Nueva York-, fotografía, teatro u ópera, siempre
me pongo en el lugar del espectador porque, haga lo que haga, lo que
quiero es conmover al público, y si no lo consigo, es una pérdida de
tiempo. No entro en que manifestación artística es más moderna o está
más avanzada, porque eso va y viene», recordó el artista, que, eso sí,
no se considera un actor de televisión. «Conocí a Sarah Jessica Parker
-protagonista y productora de Sexo en Nueva York-, me ofreció un papel
y sentí curiosidad. Trabajé un año y no me arrepiento, pero no soy
actor de televisión», reiteró.
«Crecí en la cultura europea. Un
bailarín tiene que beber de otras culturas. En EE UU, un país de
emigrantes que tiene como resultado una mezcla portentosa, se tiende en
la actualidad a valorar la herencia continental, ya no es basura
europea porque se tiene conciencia de lo que se debe al Viejo
Continente», subrayó Baryshnikov, que dice que en su campo la mejor
escuela del mundo es la rusa.
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