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Barandilla de La Concha: Unas bodas de plata para romper récords
Después de 25 ediciones, se podría decir que casi resulta inconcebible que la barra de ballet en la barandilla de La Concha no se vea amenazada por las temidas previsiones meteorológicas. Año tras año el miedo a la suspensión sobrevuela entre organizadores, profesores y bailarines pero también, año tras año, el sol comienza a abrirse paso en una tregua que sin duda forma ya parte indispensable de esta tradición.
La jornada posterior al Día Internacional de la Danza volvió a reunir este domingo en el paseo marítimo donostiarra a centenares de alumnos de las escuelas de danza vascas. Unas bodas de plata que sirvieron para romper su récord de participación con hasta 1.476 bailarines protagonistas y 31 profesores de 26 escuelas de Andoain, Astigarraga, Donostia, Hondarribia, Irun, Pasaia, Errenteria, Tolosa, Ondarroa y Lekeitio. Desde el túnel del Antiguo hasta el club Naútico, jóvenes y adultos estrenaron los kilómetros de una renovada barandilla que ha pasado sucesivos meses en obras de mantenimiento.
Esta iniciativa se enmarca dentro del Mes de la Danza, que organiza la Asociación de Profesionales de Danza de Gipuzkoa (APDG) y que el sábado tuvo, como preludio, el espectáculo al aire libre Dantza Kalean, donde bailarines de trece escuelas guipuzcoanas deleitaron al público en Alderdi Eder con coreografías de muy diversos estilos. No fue hasta última hora de la tarde de la jornada previa que, tras idas y venidas con la lluvia, se ratificó finalmente la celebración de la barandilla. Para alegría de todos.
«Es espectacular», describía el alcalde Eneko Goia apenas unos minutos después de que comenzaran los primeros ejercicios de calentamiento. «Esto es una muestra de la tradición que tiene la danza en Donostia elevada, además, a un marco que es incomparable. Este año a ello se le suma la celebración del 25 aniversario, el récord de participación, el final de las obras y una previsión meteorológica que no se ha cumplido, así que tiene todos los ingredientes para ser un espectáculo magnífico».
Sorpresa para los visitantes
Coincidiendo con los días festivos por el Puente de Mayo, la capital guipuzcoana acogió este domingo una multitudinaria presencia de turistas y visitantes de diferentes procedencias. «Hemos abierto la ventana del hotel y nos hemos encontrado con el espectáculo, así que hemos decidido bajar a verlo a pie de calle», explicaban Tony y Marie, una pareja llegada de Manchester hace apenas tres días. «Ha sido toda una sorpresa y más poder disfrutarlo con esta postal de fondo».
Asombro que compartían María Méndez e Ignacio Gómez, dos madrileños que aprovechan para pasar unos días en Gipuzkoa y celebrar así sus 21 años de matrimonio. «Es una iniciativa muy bonita y familiar, aunque no la conocíamos. Hemos venido en varias ocasiones a San Sebastián y siempre descubrimos cosas nuevas que nunca dejan de maravillarnos».
Entre música de piano stride, swing de los años 20 y bandas sonoras de películas como 'La La Land' o 'Carros de fuego' fueron actuando primero los más txikis de entre 8 y 11 años; a continuación fue el turno de la barra de nivel intermedio con los bailarines adolescentes; para dar por concluida la mañana con la actuación de los adultos alrededor de las 13.30 horas. Esta edición han sido las profesoras Ana Lamfús y Sonia y Olga del Barrio quienes se han encargado de organizar los diferentes ejercicios presentados.
Una idea improvisada
Y entre los rostros de familiares y amigos que se agolpaban frente al 'escenario' callejero, había uno que sonreía por encima de todos. Coral López-Castellanos es profesora en la Escuela Municipal de Música y Danza de San Sebastián, pero también es la persona que hace 25 años tuvo la idea de sacar el ballet al paseo marítimo donostiarra. «Soy de Cartagena y vine a Donostia para presentarme a una oposición de tres días. Un día me vine a dar un paseo por ahí», dice mientras señala el tramo de barandilla entre la primera farola «antes de la Kabutzia», donde aquel día iba a entrar a bailar. «Lo primero que pensé fue: esa es una maravilla de barra».
En aquel momento no se conmemoraba de forma especial el Día de la Danza por lo que López-Castellanos propuso a la APDG empezar a programar actividades. «Al principio bailar en la barandilla sonaba muy extravagante, en la primera éramos solo 150 bailarines y corría un viento imposible que nos hacía perder el equilibrio. Pero ahora es algo que tenemos asumido como parte del carácter de esta ciudad. Todo el mundo considera la barra como algo suyo, un pedacito que se lleva a casa». Aquella propuesta se ha exportado hoy a otras ciudades como Bilbao, Vitoria, Murcia o Teruel, en su viaducto. «De alguna manera se convierte en emblema de su ciudad».
La profesora e ideadora del ballet de la barandilla reconoce que uno de sus grandes orgullos es «ver que vienen muchas exalumnas que han retomado la danza y que ahora bailan con sus hijas aquí. Sobre todo, la barra de La Concha es algo que se disfruta desde mucho antes, ya no solo durante los ensayos sino en los preparativos: se preguntan cómo se van a vestir, dónde se va a poner el moño cada una... Genera una ilusión enorme».
La «hermana pobre de las artes» reivindica su buen estado de salud
Una disciplina a la que se le ha considerado la «hermana pobre de las artes», como definió el pasado año la exitosa bailarina donostiarra Lucía Lacarra, pero que en días como este saca a la palestra el buen estado de salud de la cantera vasca. «Si uno comprueba los nombres que han dado Donostia y Gipuzkoa a la danza internacional descubres que de esta cantera surgen primeros artistas de proyección mundial y eso es gracias a que hay una labor generando afición», reconocía Eneko Goia. «Esta barra reivindica el trabajo que no se ve», comparte Coral López-Castellanos. «Más allá de las luces del escenario y los tutús, hay una enorme disciplina diaria. A mis alumnos les digo que hacer los movimientos de barra es como lavarse los dientes pero, cuando le coges cariño, pierde el sentido de 'ejercicio'».
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