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Bailes que conquistan espacios

El documental Pioneras IV (en la Filmoteca) recoge la historia de dantzaris que abrieron paso a las mujeres. Camino Zamarbide fue una de esas pioneras
Egilea
Virginia Urieta | Javier Bergasa/Cedidas
Komunikabidea
Noticias de Navarra
Tokia
Pamplona
Mota
Albistea
Data
2019/06/26
Lotura
Noticias de Navarra

Camino Zamarbide, en sus inicios como dantzari, y junto a su marido Pepe Bueno. En la página siguiente, durante el baile que realizaron juntos para celebrar las bodas de oro de Oberena, en el año 90.

Camino Zamarbide, en sus inicios como dantzari, y junto a su marido Pepe Bueno. En la página siguiente, durante el baile que realizaron juntos para celebrar las bodas de oro de Oberena, en el año 90.

Verano de 1947. Había “txistu” en Sarasate, como siempre durante los Sanfermines. Camino Zamarbide -le llamaban Caminico-, con 16 años, se acercaba siempre a bailar, de diez a doce de la noche. “Me llevaba mi padre: mientras se fumaba el farias yo bailaba y pasaba el rato. Me encantaba -recuerda-. Un día vino Reyes Jaurrieta, que era dantzari de Oberena, y me preguntó si quería unirme al grupo. Lo primero que le dije es que le tenía que preguntar a él”, relata esta pamplonesa, que a sus 87 años conserva con añoranza y cierta nostalgia recuerdos de aquellos tiempos. Ese mismo domingo se la llevaron a bailar el ingurutxo de Leitza, “casi sin ensayar, nada más que un poco el día anterior. Me dijeron que lo cogería enseguida”, cuenta.

A ella siempre le ha gustado bailar, desde txiki. “Porque me da vida, y además es lo nuestro, lo de aquí. Todavía sigo viendo los bailes siempre que puedo”, revela. Ese primer día lo vivió “con mucho apuro, siguiendo los pasos del de delante”, dice risueña. Dos años después ya estaba a cargo del grupo de dan-tzas de Oberena, en tiempos en los que las mujeres podían bailar pero no eran socias. “Oberena se fundó en el 40, yo entré en el 47. Y hasta el 52 no admitieron a las mujeres como socias. Mis hermanas tienen números más antiguos que yo porque después de haber bailado durante años, cuando me dijeron que las mujeres iban a poder ser socias, les dije que no -se ríe-. Fue por orgullo, luego tardé poco”.

La Peña Los de Bronce, que desde hace cuatro años homenajea con su premio Festa a las mujeres que con su dedicación y visibilidad han sido inspiración para otras generaciones de mujeres, brinda este año su particular reconocimiento a aquellas dantzaris que (en el año 1999 en el caso del grupo municipal) lograron recuperar el espacio público del que fueron apartadas con su incorporación al protocolo oficial de los Sanfermines.

El documental que relata esta revolución tan especial de la mano de sus protagonistas, también de la de Camino, se estrena mañana en la Filmoteca General de Navarra, a las 20.00 horas.

Zamarbide siguió bailando en Oberena hasta que se casó. “Entonces nos casábamos y las mujeres ya no podíamos seguir bailando;mi marido, que también era dantzari, sí que continuó”, señala, y se adelanta: “Han cambiado mucho las cosas pero, a pesar de todo lo que se diga ahora, yo he de decir que me lo he pasado muy bien. No tenía esa visión de que nos faltara algo. Era así, lo asumíamos, y yo he sido muy feliz”, revela. Los trajes se los hacían ellas. “Y para nada eran como los de ahora. Nosotras nos comprábamos las sayas, las alpargatas, las medias, las blusas… Nos daban una falda y un corpiño. Íbamos a bailar a las fiestas de los pueblos, acompañando a los jugadores de Oberena a los partidos para bailar en el descanso. Fuimos por todo Navarra”.

Nacida en la calle Calderería, como su marido, dicen los que conocen a Caminicoque bailaba muy bien, que se desenvolvía. Sus tres hijas han sido también dantzaris, “mis nietas ya no han tenido tiempo. Yo me lo pasé muy bien, tengo recuerdos muy felices, amistades buenas que todavía conservo... Cuando Oberena cumplió 50 años bailamos mi marido y yo con mis tres hijas... Fue increíble”, explica emocionada, y asegura que volvería a hacer lo mismo que ha hecho, porque ha sido feliz.

Jaione Vicente Arbelaiz ha estado a cargo del documental Pioneras IV, centrado en la historia de Tere Paños, Sagrario Aranburu (primeras dantzaris municipales), Ainara Ibáñez Lusarreta y Aniana Alfaro (las que salieron por primera vez a bailar en actos de Sanfermines en los que hasta el año 2000 solo bailaban los hombres). El veto se levantó en 1999, pero ese año llovió y ellas no saldrían hasta el siguiente, 51 años después de la fundación del grupo en 1949.

“Cada actividad cultural es un reflejo de la sociedad, y la dantza también lo es. Está claro que ha ido evolucionando, parece que es un legado cultural inamovible pero no es así. Es importante integrar el papel de cada mujer en la historia tal y como lo han vivido ellas, que eran hijas de su tiempo. En ese momento, además, nadie se dio cuenta. No hubo ningún reflejo mediático, y hay una reflexión también sobre lo importante que son los medios, que ayudan a crear conciencia, a visibilizar lo que se hace y lo que no”, señala Arbelaiz. Sin reflexión, dice, no habría evolución. “Ellas fueron las primeras en hacer posible que hoy, otras mujeres, formen parte de ese espacio de ocio que antes tenían vetado”.

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