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Bailes por San Roke
El día del patrón en Deba arrancó con un rápido encierro al que le siguió la tradicional ezpatadantza, reforzada este año con dantzaris veteranos.
Minutos antes
de las 8.00 de la mañana, las calles de Deba mostraban la imagen
habitual en los Sanrokes. Los trabajadores municipales colocaban las
vallas ayudados por los agentes de la Policía Municipal, los gaupaseros
se saludaban y algunos avisaban sobre la trayectoria a seguir en el
encierro. El paso, primero de los Dulzaineros de Estella, y después de
la Banda de Música, convertía la diana en una fiesta.
Pocos
minutos después sonaba un cohete. Todos atentos. Otro cohete. «Ahora sí
que vienen». La atención de todos, repartida hasta entonces entre el
periódico, la charla o un cielo plomizo, se tornaba hacia el final de
la calle. ¿Zas! «¿Ya está? ¿Tanto tiempo para ver el encierro un
segundo?», señalaba un espectador. Algo más largo se les haría a los
que vieron los novillos salmantinos de cerca.
Con tiempo para
desayunar y estirar los músculos, los dantzaris del grupo local Gure
Kai se reunían a pocos metros de la iglesia. En esta ocasión eran
algunos más. «Este año se ha formado una cofradía que cuenta con 65
componentes entre chicas y chicos», explicaba el director de la
formación Andoni Iriondo. Con esta iniciativa quieren reivindicar la
importancia de las tradiciones locales. Una de ellas es la
'ezpatadantza' que se baila en honor a San Roke, ayer, día de su
festividad.
Gracias a la formación de esta cofradía, la
tradicional 'jorrai dantza' que Gure Kai ofrecerá hoy, San Roke txiki y
día del 'mariñel', contará con dos grupos en lugar de uno. Ambos
recorrerán las calles con un baile no tan serio como el de ayer, pero
con un gran arraigo en Deba. «Queremos mantener nuestras costumbres.
Por eso, también vamos a realizar un DVD que recoja estas danzas y el
origen de estas tradiciones», explicaba Iriondo.
Dentro de este
intento de revitalización, los componentes de Gure Kai habían hecho una
convocatoria para contar con antiguos miembros en la ezpatadantza de
ayer. Cinco veteranos respondieron a la llamada. Rafa Pastor, Javi
Arostegi, Dabi Sagarna, Kauldi Arostegi y Xabi Ziaran se vistieron de
blanco una vez más, se ciñeron la faja y tomaron los palos para bailar
en honor a San Roke. «Antes bailábamos en el grupo y puntualmente sí
que había vuelto a participar», indicaba Dabi en los minutos previos.
Esta
recuperación generacional hacía que algún veterano pasase a compartir
formación con su hijo. Era el caso de Rafa, que después de cuatro
décadas sin bailar, volvía a la plaza. «Siempre he seguido en contacto
y me gusta ver los bailes en estos días de fiesta», explicaba. Sobre el
hecho de bailar junto a su hijo, tenía claro que «la juventud es la que
vence, pero a nosotros tampoco nos faltan las ganas».
Pocos
minutos después, todos se encontraban ante la imagen de San Roke. Sus
costaleros se encargarían después de enfilar el empinado camino que
lleva a la ermita. Tampoco este año faltaron los fieles que, tras el
cura y la corporación, acudieron a la misa. Era el día de San Roke y
también en Deba, tradición es tradición.
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