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Bailes por San Roke

El día del patrón en Deba arrancó con un rápido encierro al que le siguió la tradicional ezpatadantza, reforzada este año con dantzaris veteranos.

Egilea
Félix Morquecho
Komunikabidea
Diario Vasco
Tokia
Deba
Mota
Albistea
Data
2006/08/17

Minutos antes de las 8.00 de la mañana, las calles de Deba mostraban la imagen habitual en los Sanrokes. Los trabajadores municipales colocaban las vallas ayudados por los agentes de la Policía Municipal, los gaupaseros se saludaban y algunos avisaban sobre la trayectoria a seguir en el encierro. El paso, primero de los Dulzaineros de Estella, y después de la Banda de Música, convertía la diana en una fiesta.

Pocos minutos después sonaba un cohete. Todos atentos. Otro cohete. «Ahora sí que vienen». La atención de todos, repartida hasta entonces entre el periódico, la charla o un cielo plomizo, se tornaba hacia el final de la calle. ¿Zas! «¿Ya está? ¿Tanto tiempo para ver el encierro un segundo?», señalaba un espectador. Algo más largo se les haría a los que vieron los novillos salmantinos de cerca.

Con tiempo para desayunar y estirar los músculos, los dantzaris del grupo local Gure Kai se reunían a pocos metros de la iglesia. En esta ocasión eran algunos más. «Este año se ha formado una cofradía que cuenta con 65 componentes entre chicas y chicos», explicaba el director de la formación Andoni Iriondo. Con esta iniciativa quieren reivindicar la importancia de las tradiciones locales. Una de ellas es la 'ezpatadantza' que se baila en honor a San Roke, ayer, día de su festividad.

Gracias a la formación de esta cofradía, la tradicional 'jorrai dantza' que Gure Kai ofrecerá hoy, San Roke txiki y día del 'mariñel', contará con dos grupos en lugar de uno. Ambos recorrerán las calles con un baile no tan serio como el de ayer, pero con un gran arraigo en Deba. «Queremos mantener nuestras costumbres. Por eso, también vamos a realizar un DVD que recoja estas danzas y el origen de estas tradiciones», explicaba Iriondo.

Dentro de este intento de revitalización, los componentes de Gure Kai habían hecho una convocatoria para contar con antiguos miembros en la ezpatadantza de ayer. Cinco veteranos respondieron a la llamada. Rafa Pastor, Javi Arostegi, Dabi Sagarna, Kauldi Arostegi y Xabi Ziaran se vistieron de blanco una vez más, se ciñeron la faja y tomaron los palos para bailar en honor a San Roke. «Antes bailábamos en el grupo y puntualmente sí que había vuelto a participar», indicaba Dabi en los minutos previos.

Esta recuperación generacional hacía que algún veterano pasase a compartir formación con su hijo. Era el caso de Rafa, que después de cuatro décadas sin bailar, volvía a la plaza. «Siempre he seguido en contacto y me gusta ver los bailes en estos días de fiesta», explicaba. Sobre el hecho de bailar junto a su hijo, tenía claro que «la juventud es la que vence, pero a nosotros tampoco nos faltan las ganas».

Pocos minutos después, todos se encontraban ante la imagen de San Roke. Sus costaleros se encargarían después de enfilar el empinado camino que lleva a la ermita. Tampoco este año faltaron los fieles que, tras el cura y la corporación, acudieron a la misa. Era el día de San Roke y también en Deba, tradición es tradición.

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