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Baile, tradición y nervios en Ordizia

La esku-dantza congregó a doce parejas

Egilea
Mireia Zubimendi
Komunikabidea
Noticias de Gipuzkoa
Tokia
Ordizia
Mota
Albistea
Data
2011/07/28
Lotura
Noticias de Gipuzkoa

Dori Colina, de Beasain, cuenta que su primer hijo no quiso bailar por vergüenza y , al ver este año en el baile a su segundo hijo, se ha "emocionado completamente".

El Ayuntamiento del municipio suele encargarse de enviar una carta a los casados del año invitándoles a unirse a la celebración. Hay otras parejas que lo aplazan y se presentan un año después de su enlace, quizás porque necesitan pensárselo mejor o a la espera de que uno de los dos cónyuges convenza al otro. Y esas dudas de última hora se notan en las caras de los dos dantzaris principales, los que abren y cierran el baile, que tiemblan como flanes.

El papel de los dantzaris

Todo bajo control

Elisabeth Soto, vecina de Ordizia, se queja de que cada año suele haber menos parejas. "No tiene nada que ver con las que solían salir en la época de nuestras amonas", señala también Gloria Retena, que acaba de ver bailar orgullosa a su hija, la encargada de abrir la esku-dantza.

"Para tener este privilegio, tienes que ser de Ordizia y además, antecedentes familiares en el pueblo", comenta Soto. "Si además eres el alcalde o sabes bailar medianamente bien las euskal dantzas, tienes más posibilidades para que te saquen como dantzari principal", añade.

Los protagonistas aseguran que estaban tranquilos antes de comenzar con la actuación. "Bailando en grupo no da apuro salir a la plaza, otra cosa es el papel de los dantzaris que salen en solitario", comenta Maider Bartolomé, encargada de convencer a su marido para participar. Y es que de doce parejas que se congregan en esta edición, solamente dos hombres y dos mujeres tienen un papel individual en el acto. Hacen lo que pueden porque no es nada fácil bailar el aurresku metido en unos zapatos de charol. "Hemos ensayado durante tres semanas, tres días a la semana", dice Iñaki Lizaso, uno de los casados que se mantienen en el anonimato durante la danza.

Los mantones de Manila también tienen su tradición, ya que son cedidos por el Ayuntamiento. "Se hace un sorteo para elegir a la primera persona que elegirá el mantón", explica Bartolomé. Y es que en este día todo sigue un protocolo excepto la unión libre de cada pareja.

El grupo de los maridos baila la esku-dantza en la plaza del mercado de Ordizia

El grupo de los maridos baila la esku-dantza en la plaza del mercado de Ordizia (Ainara García)

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