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Bailar para ganarse un puesto

23 bailarinas vivieron su fama particular el domingo en busca de unas plazas para un curso preprofesional

Egilea
Roberto Herrero
Komunikabidea
Diario Vasco
Mota
Albistea
Data
2003/05/28

La oferta surge dentro de las actividades que el Ballet Biarritz deasarrolla en San Sebastián. Está dirigida a bailarinas entre los 16 y los 20 años con una formación pre-profesional, y es muy tentadora: ocho plazas para hacer un curso de tres semanas, en el que se incluyen sendas actuaciones en público en Donostia y Biarrtiz.



Los rostros serios de las participantes en la audición, la tensión evidente en sus gestos, se mezcla con una máxima atención a las indicaciones de Adriana Pous, la responsable de la prueba y la que será profesora durante el curso. Adriana, que ha bailado en el Ballet Nacional Español, en el Ballet Théatre Français y en el propio Ballet Biarritz, realiza la labor de selección junto a otros compañeros. La imagen poco tiene que ver con esas tumultuosas audiciones que películas como Fama y recientes series televisivas nos venden. En el escenario hay sobre todo silencio y ni siquiera en los momentos de descanso las jóvenes bailarinas levantan la voz. Tragos de agua y relajación para esperar la primera criba en la que ocho de las veintitrés participantes van a quedar eliminadas. Adriana lee la lista y aclara que no se trata de un problema de calidad, sino de no coincidir con el estilo que se está buscando. Cuesta saber quiénes son las eliminadas porque no hay ni un sólo mal gesto y hay que mirar los números que cuelgan de sus ropas para saberlo.



La segunda parte de la audición es la más importante. Se trata de realizar pequeñas coreografías que han de aprender en ese mismo momento. El tiempo y la capacidad para fijar las indicaciones son vitales. Algunas bailarinas caerán de la lista no por su técnica insuficiente, sino por no adaptarse bien a dichas coreografías. Pero son pocas las jóvenes que se quedan fuera ya que los seleccionadores amplían a última hora de ocho a catorce las escogidas, «aunque eso va a significar cambiar la pieza que se iba a preparar en el curso de este verano», explica Adriana.



La mayoría de las bailarinas son donostiarras. Hay también tres jóvenes francesas y alguna navarra. Algunas estudian fuera, especialmente en Madrid. Muchas son alumnas de Carmen Roche. Es el caso de la lasartearra Amaia López, que dice no haberse puesto demasiado nerviosa y cree que las que como ella estudian fuera tenían «algo de ventaja porque al meter más horas tenemos más nivel de técnica». Amaia tiene 19 años y empezó a los cinco con la danza. Su marcha a Madrid, como la de muchas compañeras suyas, «es para saber si soy capaz de dedicarme a esto. Estaré en Madrid tres o cuatro años y si veo que mejoro haré más audiciones y si no pues..., a retirarme»

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