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Bailando jauzi bajo barras y estrellas: una etnografía del Zazpiak bat Group of Dancers de Reno, Nevada
Toda monografía permite estudiar la diversidad cultural humana, y constituye también un magnífico camino para conocernos a nosotros mismos. La elección del grupo de dantzaris Zazpiak Bat de Reno como tema de investigación ha representado la oportunidad de conocer Estados Unidos en profundidad: la colonización de sus tierras; las oleadas migratorias; los pioneros y pastores vascos; la multiculturalidad como seña de identidad de un país… Ha sido también la ocasión para profundizar en la danza, una situación motriz un tanto ignorada en el mundo de la educación física y que la perspectiva de la praxiología motriz (Parlebas, 2001) nos permite profundizar con rigor y de forma fructífera. Ha sido el medio, por qué no también, de subrayar el papel de la mujer dentro de las prácticas físicas y en la sociedad. En palabras de Geertz, esta etnografía sería una descripción densa de la tribu de los vascos en Estados Unidos, de su vasquidad, tan distinta y tan desconocida para los que vivimos en este lado del Océano; una reflexión sobre la ciudadanía estadounidense, sobre la socialización norteamericana.
Los ciudadanos de origen vasco conforman un reducido colectivo en la población general de Estados Unidos: representan solamente el 0,02%, aproximadamente 58.000 ciudadanos. Las comunidades más importantes se encuentran, como en la época del pastoreo, en el Oeste. Hay que considerar también que uno de cada diez vascos en Estados Unidos, aproximadamente 5.800, está inscrito en una asociación vasca o club. Estas entidades tienen como objetivo mantener y difundir la cultura de los pastores entre los americanos. El baile es, de entre las actividades sistemáticas que ofrecen a la comunidad, la actividad reina. Un vasco americano es un vasco que baila.
Características motrices de los bailes vascos en el Zazpiak Bat de Reno: la lógica interna
Los bailes vascos son actividades motrices que, no solo se acompañan de una música, sino que están inmersos en una estructura rítmica y musical. Hablamos primordialmente de los jauzis, polkas, pasacalles, del makil handi, baile de palos de la dantzari dantza, los bailes que el grupo de Reno elige para su repertorio. Como cualquier juego o deporte, las danzas pueden analizarse a partir de sus rasgos motrices de lógica interna (Etxebeste, 2012). Este análisis permite confirmar que los bailes del Zazpiak Bat de Reno poseen un sub-espacio objetivo fuertemente rítmico; es decir, que exigen la realización de acciones corporales que siguen un código estético. Significa que todo salto, giro, repique, desplazamiento, toda elaboración de los danzantes da significado a una melodía y, al mismo tiempo, adquiere sentido en estos compases interpretados por la música. No se puede concebir esta acción danzada sin la unidad temporal establecida por la canción. En esta perspectiva, el estudio de las danzas demanda la comprensión de las partituras que organizan la relación de los bailarines con el tiempo, el espacio, los demás y con los objetos de baile. El espacio de baile siempre es plano y carece de incertidumbre, lo que permite una realización fina y repetitiva. El tiempo de los bailes estudiados sigue un formato rítmico de estructura mayoritariamente binaria, que combina un pulso fuerte y otro débil. Se vinculan las estrofas coreográficas a las estrofas musicales que organiza la melodía; en este sentido, las frases de ocho compases se materializan en frases con significado motriz y las elaboraciones se adecuan a los tempos fijos y variados que requieren las músicas, traduciéndose en una velocidad constante o variada de la ejecución. Las danzas son grupales, cooperativas y se organizan en formaciones. Cuantas más veces se practica con los mismos sujetos, más se favorece la aparición de estereotipos motores entre los co-actuantes. Los dantzaris actúan preferentemente sin herramientas de baile, y la melodía que utilizan surge primordialmente de un reproductor musical, imprescindible para poder bailar.
Bajo la atenta mirada de la instructora, el grupo de jóvenes dantzaris repite una y otra vez la Makil Dantza hasta conseguir la sincronía perfecta, julio 2003. (Autora Clara Urdangarin).
Los ensayos del grupo de baile
La ejecución correcta de los bailes exige un aprendizaje, una preparación, la participación en unos ensayos. Estas prácticas que informan sobre la forma de enseñar los bailes nos manifiestan una variación en la lógica interna de la danza como estrategia de enseñanza aprendizaje. Se revela ésta en una fragmentación de las secuencias coreográficas, es decir, se ensayan pasos aislados, frases coreográficas, estrofas y finalmente se practica el baile completo. Se producen adecuaciones de la velocidad de la música, iniciándose con un tempo lento, para ir incrementándolo a medida que se domina. Se introducen ayudas mecánicas, es decir, la instructora mueve físicamente los brazos de los noveles y los empuja en sus desplazamientos. Por último se utilizan reglas nemotécnicas al incorporar a la melodía musical consignas cantadas recordatorias de las acciones a realizar.
Son dos los lugares utilizados para los ensayos: por un lado, se acude a la escuela de primaria Beck Elementary, cedida por el distrito escolar de Washoe; y por otro lado, se practica en el hogar de los Sarratea, residencia privada propiedad de una familia del Club. Las características de los dantzaris del grupo de danza las podríamos sintetizar como una población de ciudadanos americanos de clase media, con origen vasco de tercera generación, predominantemente femenina y joven, que mantienen vínculos familiares y que practican el baile en tres grupos de edades diferenciadas: infantil, juvenil y adultos. Bajo la dirección de una única instructora, las clases se enfocan especialmente a la población joven, pequeños y adolescentes. Los adultos bailan en calidad de apoyo a esta juventud, como guardianes de la transmisión de la cultura vasca. La formación del grupo se basa en un compromiso individual que incorpora la voluntad particular a la acción colectiva que dirige y coordina la instructora. El tiempo de práctica de los bailes vascos se coordina con los otros quehaceres de la vida cotidiana americana. El calendario de la temporada y el horario de práctica se organizan siguiendo los modelos impulsados por la actividad escolar y laboral. Se producen dos periodos bien diferenciados: el lectivo o de invierno, muy regular; y el vacacional, regido por las actuaciones festivaleras. El principio rector de asistencia y puntualidad se asienta en la decisión individual de asistir a los ensayos. El compromiso con la actividad es variable, y se adapta a otras necesidades de agenda más importantes. Resumiendo, podemos afirmar que los ensayos manifiestan la voluntad de aprender a bailar de la comunidad vasca del Zazpiak Bat de Reno.
El grupo de dantzaris ensaya Mendikuteko Arku Dantza en el hogar de los Sarratea, julio 2003 (Autora Clara Urdangarin).
Las actuaciones del grupo de baile de Reno
Los ensayos de los bailes son el preámbulo necesario para que el grupo presente su repertorio de danzas a la comunidad. Estas actuaciones se realizan en fechas señaladas, y en eventos festivos con la idea de festejar y mostrar los rasgos culturales vascos de la sociedad norteamericana. En estos acontecimientos, el espectáculo de danza tiende a combinarse con otras actividades formativas y culturales, que también se presentan frente a un público congregado. Las dos actuaciones más importantes han sido las realizadas en el Basque Festival de Elko, donde grupos de diferentes clubes de todo Estados Unidos han estado presentes, y el festival organizado por el propio club en el centro de la ciudad de Reno. Si el primero de ellos ha permitido mostrar el trabajo de los jóvenes ante la gran comunidad vasca, el segundo pone de manifiesto la presencia de los vascos en la comunidad multiétnica de Reno.
En estos acontecimientos son muchos los voluntarios que participan. Estos miembros se comprometen individualmente y se incorporan a la acción colectiva del Club para colaborar en diversas áreas: cocina, actuaciones, organización y montaje. Sean bailarines o no, todos ellos se ponen a disposición de la junta directiva para llevar a buen puerto su desarrollo.
El evento se llena de iconografía vasca. Las actividades vascas subrayan la identidad étnica de sus participantes en gorras bordadas con las banderas hermanadas, camisetas serigrafiadas con el escudo del club, globos y pancartas con los colores rojo, blanco y verde, y matrículas de coche con la inscripción “proud to be basque”. El gusto por los uniformes, que identifica a los actores con cualquier actividad, queda de manifiesto con la vestimenta que dantzaris u otros protagonistas activos portan en la fiesta. Estos objetos vinculan al ciudadano con su grupo de pertenencia, y al vasco con su comunidad étnica. La vasquidad de los objetos queda ligada a la cultura material multicultural estadounidense.
Podemos decir que los festivales poseen el objetivo de mostrar la vasquidad a los miembros de la comunidad estadounidense. En este escenario, los vascos americanos existen mientras bailan y así conmemoran su presencia colectiva en los Estados Unidos.
Bailando una kontradantza durante la actuación en el Reno Basque Festival, julio 2003. (Foto aparecida en el Reno Gazette Journal).
Udaleku-Summer Camp 2003 en San Francisco
Los clubes vascos, agrupados bajo las siglas de NABO, o North American Basque Organizations, organizan una reunión anual de jóvenes denominada Udaleku o Summer Camp; en 2003 ésta se celebra en South San Francisco. Son dos las razones principales que impulsan este proyecto: por un lado, promover la conservación y difusión de la cultura vasca en los EE.UU., lo que denominan herencia vasca o basque heritage; y por otro, potenciar las relaciones entre los jóvenes miembros de la dispersa comunidad vasca. Este acontecimiento tiene gran acogida entre la juventud de los clubes vascos diseminados por el Oeste y les brinda la oportunidad de convivir durante dos semanas, compartiendo actividades formativas y la hospitalidad de los hogares de acogida.
Jóvenes y monitores integrantes de Udaleku posan frente al Basque Cultural Center de San Francisco vestidos con la camiseta conmemorativa, septiembre 2003. (Autora Argia Beristain, Memory Book de Udaleku).
La dinámica de las colonias de verano se divide en dos ámbitos espaciales (Urdangarin- Liebaert, 2014): el centro vasco, para el aprendizaje de la vasquidad, y la casa de acogida, sustituto del hogar de origen. En las instalaciones del Basque Cultural Center los participantes disfrutan de clases de pelota vasca, mus, euskara, danza y cultura vasca, desde primera hora de la mañana hasta el final de la tarde. Después de unas sesiones extenuantes, se refugian en los hogares particulares que ofrecen los miembros del club local, algunos con hijos e hijas en Udaleku. Aquí descansan y retoman fuerzas. Las jornadas, de estructura horaria repetitiva, similares a las de una escuela, terminan al final de doce días con una actuación, sistema de evaluación del evento y en donde se muestra a la comunidad vasco-americana los avances realizados.
Udaleku pretende que, en unas jornadas intensivas, los jóvenes aprendan la vasquidad requerida en la comunidad étnica de Estados Unidos, se conozcan y se relacionen con los vascos de otras regiones en un ambiente distendido: Udaleku es una escuela estival de vasquidad para los jóvenes vasco-estadounidenses.
Último ensayo en el frontón antes de la actuación final de Udaleku en San Francisco, junio 2003 (Autora Clara Urdangarin).
Reflexiones finales
La vasquidad se presenta como un elemento de integración social en esta sociedad multicultural. La práctica de la danza vasca permite interiorizar un código de comunicación que se adecúa al contexto social estadounidense, un sustrato cultural común al ciudadano norteamericano. Los bailes presentan a un ciudadano que se asocia, por adición, con otros ciudadanos vascos, para mostrar una imagen de cohesión grupal de un colectivo diseminado y construir así su identidad en el marco de las minorías norteamericanas.
En este sentido, los vascos, como buenos estadounidenses, conmemoran anualmente el nacimiento de Martin Luther King, la proclamación de la independencia, o el día de acción de gracias. Comparten con discursos o desfiles multitudinarios los valores de la comunidad americana establecidos en estos tiempos festivos de su calendario. En esta línea, las fiestas vascas construyen un ser vasco que se presenta con orgullo a la comunidad multicultural. El tiempo de fiesta es el momento de la visibilidad. Los vascos bailan para existir en el mosaico multiétnico americano. La lógica interna de las actividades propuestas en los eventos de la comunidad vasca siguen también la dinámica de tiempo muerto, de tiempo cíclico de las fiestas americanas: la mayoría no posee un sistema de comparación de resultados y la danza se erige en el principal baluarte: lo que importa es participar, es bailar.
Así mismo, la cultura vasca norteamericana es una cultura reinventada, reinterpretada y construida a partir de la elección consciente de elementos que combinan la tradición del pastor ovejero estadounidense y la cultura agrícola de origen vasco-europeo. Este doble modelo referencial europeo-americano, tradición agrícola y pastoreo, se encuentra anclado en el pasado, existe en la memoria y en el imaginario, y evidencia la construcción de una referencia cultural americana ode escaparate (Douglass, 2003/1996, p. 325), relacionada con los movimientos multiculturales en los que se encuentra inmersa esta vasquidad.
En definitiva, el fenómeno de la socialización de los vascos-americanos ha de ser entendido en el contexto social en el que se encuentra inmerso: en una sociedad multirracial que lucha por conjugar los orígenes diversos con su cohesión social. En cierto modo, los rasgos que distinguen a los vascos de otros grupos étnicos americanos siguen los designios de la multiculturalidad: una ciudadanía estadounidense vinculada a un origen emigrante, identificado con unas costumbres escogidas, que busca ser visible y entrar en relación con los otros colectivos. Los vascos de Estados Unidos más que mirar hacia Vitoria o Bayona, miran hacia la Casa Blanca de Washington.
Referencias
Douglass, W. A. (2003/1996). La identidad vasco-estadounidense (una retrospectiva de futuro). En La vasconia global, pp. 312-327. Vitoria-Gasteiz: Servicio Central de Publicaciones del Gobierno Vasco. Título original: “Basque-American Identity: Past Perspectives and Future Prospects”. En Stephen Tchudi (ed.), Changes in the American West, Exploring the Human Dimension, pp. 183-199. Reno y Las Vegas: Nevada Humanities Committee and University of Nevada Press, 1996. Traducción de Haritz Monreal.
Etxebeste, J. (2012) Á Cloche-pied. Les Jeux Sportifs Traditionnels et la socialisation des Enfants Basques [Hopping on one leg. Traditional sporting games and Basque children´s socialization]. Sarrebruck: Editions Universitaires Européennes.
Geertz, C. (2000). Juego profundo: notas sobre la riña de gallos en Bali. En C. Geertz (Ed) La interpretación de las culturas, pp.339-373. Barcelona: Editorial Gedisa.
Parlebas, P. (2001). Juegos, deporte y sociedades. Léxico de praxiología motriz. Barcelona: Editorial Paidotribo. Título original: Jeux, Sports et Societés. Lexique de praxéologie motrice (1999). Paris: INSEP- Publications.
Urdangarin Liebaert, C. (2009). Bailando jauzi bajo barras y estrellas: Una etnografía del Zazpiak Bat Group of Dancers de Reno, Nevada. Tesis doctoral no publicada. Universidad del País Vasco /Euskal Herriko Unibertsitatea. Departamento de Educación Física y Deportiva. Vitoria – Gasteiz.
Urdangarin Liebaert, C. (2014). Playing Basque in the Far West: Udaleku. En M. Vaczi (Ed), Play fields: Power, practice and passion in Sports (pp.315-337). Reno: Center for Basque Studies Press.
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