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Bailando bajo la lluvia
El Zubigainekoa, baile emblemático de Lesaka, se bailó bajo un tremendo aguacero
El baile del Zubigainekoa a orillas del río Onin, recordando la paz firmada entre los barrios de Legarrea y Pikuzelaia en el siglo XV, se desarrolló ayer bajo un tremendo aguacero. El grupo de dantzaris, con el debut como capitán de Martxel Rodríguez Etxabide, pudo desfilar con mayor tranquilidad que en los dos últimos años que el día de San Fermín fue en fin de semana, aunque tuvieron que hacerlo bajo algunas gotas de agua. El grupo contaba con un único debutante en estas lides, Mikel Aitor Flores, que bailó junto a Agoitz Altzugarai, Alex Abuin, Iñaki Pikabea, Jon Etxebeste, Ekaitz Landa, Ander Maia, Oier Iantzi, Pablo Taberna, Iñigo Altzugarai, Ibai Bereau, Xabier Maritxalar, Jon Otxoteko y Jon Alberro.
Alrededor de una treintena de profesores de baile vasco del Centro Navarro de Buenos Aires y Necoechea en Argentina, Chile, Elko-Nevada en Estados Unidos y del Haize Hegoa de Uruguay no perdían detalle de los pasos de los ezpatadantzaris y se mostraban encantados, a pesar del tiempo, de las idas y venidas de los protagonistas del día grande. Como la argentina Pilar Sarasa, con antepasados y familia en Asiain y Saldise, que afirmaba sentirse “feliz y contenta de poder contemplar in situ lo que habían aprendido en vídeo” (con acento en la e).
Todo el grupo acudió a la misa rezada, tras la que Pello Apeztegia realizó el primer baile de la bandera a la puerta de la iglesia. Aunque en un principio se dudó de realizar la procesión por el tiempo inestable, al final la lluvia dio una tregua y se pudo hacer, incluso con algún tímido rayo de sol. En la procesión, portó el bastón de mando el alcalde, Peio Etxabide, y con la estuvialabarda el concejal José Emilio del Río. Pero, justo a la hora del Zubigainekoa, cayó un tremendo un aguacero, a pesar del cual se ejecutó el baile tradicional. Después Pello Apeztegia ondeó la bandera en ese mismo puente, sólo ante los más valientes que soportaron la lluvia y ante los más prudentes que habían acudido pertrechados de chubasqueros y paraguas, al son del Bandera-Arbola, tal como lo había hecho a la puerta de la iglesia y como repetiría en la plaza. Después del baile del Ziarkakoa, la bandera volvió a ondear en el Ayuntamiento.
Martxel Rodríguez, el nuevo capitán, respondía con la mejor de sus sonrisas a los que le decían “¡Vaya faena!”, por el tremendo chaparrón que cayó a la hora del Zubigainekoa. “Desde luego, mi debut no ha podido ser más especial” señalaba son resignación. Reconocía que el día de San Fermín es muy especial para los ezpatadantzaris, “lleno de emociones”. Es un día largo, por lo que trato de medir y cuidar lo que comen y beben”. Rodríguez sigue trabajando con su compañía de danzas durante los Sanfermines, por lo que tras las 8 horas de rigor, tuvo que bailar en el festival de Tantirumairu Folklore Taldea la víspera y el día de San Fermín con los ezpatadantzaris.
Kotte Iantzi, ezpatadantzari durante una docena de años y capitán durante varios de ellos en la década de 1990, no recordaba que nunca tuvieran que haber bailado el Zubigainekoa bajo la lluvia. “A lo mejor sí algunas gotas a primera hora de la mañana, pero nunca al mediodía”, comentaba.
En los bailes de la tarde, con mejor tiempo, Raquel Fagoaga, Itsaso Fagoaga, Izaro Telletxea, Olatz Rojo, Esther Gurutxet, Alaia Altzugarai, Amaia Eneterreaga, Leire Aletxa, Blanca Satrustegi, Maite Iturria, Maider Etxandi, Ainhoa Ubiria, Itxasne Otxoteko y Maite Marin se unieron a los chicos y bailaron Mutildantza, Neskadantza y el nuevo capitán o Aitzinesku bailó el aurresku a Maite Marin, para finalizar con una jota y una porrusalda. Tras los bailes, actuaron los bertsolaris en la plaza.
Los ezpatadantzaris tuvieron que bailar bajo una intensa lluvia y se llevaron una de las mayores ovaciones que se recuerdan.
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