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Azkuna pide paz «a través de la cultura, la educación y el diálogo sensato»
Arrancó el tradicional baile con los aplausos de los presentes cada vez que saltaba
Antes de protagonizar el tradicional inicio del aurresku, Azkuna, declaró en la puerta de la sacristía de la Basílica que había pedido a la Amatxu «por enésima vez paz para Euskadi y para Bilbao, en particular, que venga a través de la cultura y de la educación, pacíficamente, civilizadamente y mediante el diálogo con gente sensata».
El alcalde nacionalista abogó «por conseguir que Bilbao progrese y sea cada vez más fuerte y mejor, pero conservando las esencias bilbainas, las de toda la vida». Sin olvidar la modernidad «hay que adaptarse a los nuevos tiempos», indicó, quiso dejar claro que «hay que conservar la esencia parte de la cual vemos aquí hoy».
Tras escuchar las palabras del Obispo Ricardo Blázquez en el mismo sentido, el alcalde se dirigió a la parte trasera del templo donde en compañía de varios ediles de su partido cantaron el Gernikako Arbola justo en frente de donde crece un retoño del árbol tradicional de los vascos. Varias decenas de asistentes acompañaron a los concejales y el alcalde en su entonación
Aurresku municipal
A continuación, y entre la expectación del público que esperaba desde hacía tiempo, toda la comitiva se dirigió a la plaza ubicada encima de los túneles de Begoña. Allí dejó la makila que portaba como máximo representante de los bilbainos y tras intercambiar unas palabras con los dantzaris del Beti Jai Alai, uno de ellos le tomó de la mano e inició el aurresku de honor a la Amatxu de Begoña.
Entre los aplausos de los cientos de personas que habían hecho corro para presenciar la actuación, Azkuna marcó con interés los pasos y saltó con energía, sobre todo en los primeros intentos.
A pesar de unos problemas en el nervio ciático que viene arrastrando desde la semana pasada, el máximo edil no quiso romper con la tradición y casi terminó de recorrer el círculo precedido por una nube de fotógrafos y cámaras que no paraban de retratar el baile. Hasta un total de cinco brincos ofreció Azkuna al respetable entre la algarabía de varias mujeres de edad madura que aplaudían cada salto. A más de una ya se les escapó un piropo en forma de ¡¡¡alcalde guapo!!!.
Tras finalizar su actuación esforzada como marcaban las marcas del sudor en su camisa y chaqueta el alcalde dejó paso a los dantzaris para sentarse junto a sus compañeros de corporación el obispo y integrante del grupo de danzas Beti Jai Alai. Unos cuarenta miembros de esta agrupación de Basurto participaron en las distintas piezas interpretadas acompañadas de txistu y tamboril. Los integrantes del grupo iban ataviados con los mismos trajes con los que los bailarines del siglo XIX interpretaban las danzas. La indumentaria ha sido copiada de un cuadro del pintor Villamil del año 1842 en el que se recoge como iban vestidos no solo los dantzaris si no también los alguaciles de la época con sombrero de copa, una larga capa negra y lanza en ristre.
Además de la soka, un aurresku vizcaino, bailaron entre otras piezas la polka de Begoña y una jota. En total, casi una hora de bailes que cerraron la mañana y los actos oficiales de la Romería de Begoña.
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