Edukira salto egin | Salto egin nabigazioara

Tresna pertsonalak
Hemen zaude: Hasiera Hemeroteka Atléticas puntas

Dokumentuaren akzioak

Atléticas puntas

Silicon Valley Ballet

Dirección: José Manuel Carreño. Programa: Glow-Stop, coreografía de Jorma Elo y música de Mozart y P. Glass. Prism: Anabelle López Ochoa / K. Jarrett. Minus 16: Ohad Naharin / varios intérpretes. Programación: abono de la Fundación Baluarte. Lugar: sala principal. Fecha: 5 de febrero de 2016. Público: tres cuartos de entrada (32,26,18 euros).
Egilea
Teobaldos
Komunikabidea
Noticias de Navarra
Mota
Iritzia
Data
2016/02/07
Lotura
Noticias de Navarra

Aunque el nombre de Silicon Valley nos evoca las más novedosas tecnologías, la compañía de danza que toma su nombre (antes, Santa Fe de California), se desenvuelve, sobre todo, en un neoclasicismo muy apegado al clasicismo -las bailarinas calzan puntas sin problemas-; eso sí, con un desarrollo, en general, muy gimnástico y atlético, incluso de las propias puntas. Las tres coreografías que presentan inciden en la faceta energética de los bailarines, que lucen excelentes cualidades físicas, pero que aún están un poco faltos de cuadrar un compacto estilo de grupo. Las dos primeras coreografías (Glow-Stop y Prism) se asientan sobre partituras de Glass y Jarrett, en la que el piano -muy percutido- se impone. La de Naharin, es un mundo aparte.

El coreógrafo finlandés Jorma Elo abre el telón de su coreografía Glow con una fulgurante introducción con música de Mozart; los bailarines traducen espléndidamente y al pie de la letra el nerviosismo del ostinato de la cuerda. Desde luego hacen honor al resplandor de la primera parte del título. Al entrar la música de P. Glass, con protagonismo del piano sobre el magma minimalista, los bailarines va a ir desarrollando las virtudes de esta coreografía: virtuosismo, giros espectaculares, velocidad, dominio de puntas… y también lo que, a mi juicio, le falta: algún momento de fraseo ligado, de sosiego para que apreciemos la cadencia de las bailarinas. Todo desarrollado en pasos a dos, fundamentalmente, unos más bellos que otros.

Prism de la colombiana Annabelle López, sigue desarrollando la parte fuerte de este conjunto, o sea, el dominio gimnástico del cuerpo, las arriesgadas elevaciones, los giros en puntas sobre eje disciplinado. El piano solistas de Jarrett se impone, su música parece encuadrar a los bailarines en movimientos cortantes y bruscos, también en pasos a dos, fundamentalmente, pero con una relación de pareja no tan clásica, sino más bien de baile de salón, incluso con algún apunte pop. Las bellas imágenes estatuarias de conjunto, y la iluminación, fueron muy vistosas.

Hace un año (el 23 de enero de 2015, en el Mun), vimos la famosa coreografía Minus 16 del israelí -criado en un Kibutz- Ohad Naharin. Aunque uno la haya visto varias veces, no pierde un ápice de impacto, y el espectador se queda impresionado ante la fuerza y el mensaje de esa magnífica serie obstinada de movimientos violentos que, por más que se repiten, no cansan, sino que son necesarios; y que nos adentran en la tragedia del Holocausto. Y su posterior resurrección hacia la vida, que los bailarines celebran en la desenfadada fiesta de baile a la que invitan al público. Nunca nos cansaremos de aplaudir las estupendas interpretaciones de esta coreografía. El público así lo hizo.

Dokumentuaren akzioak