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Así bailan el aurresku las mujeres de Bizkaia
«Así bailan las mujeres en Bizkaia» es la frase escrita en alemán que sobre un grabado realiza en el año 1529 Christoph Weiditz. En él se representa a una joven con un brazo en alto y ademán de bailar. El artista, de origen germánico, estuvo en aquel tiempo en España y dibujó la manera de vestir de sus habitantes. «Es la muestra más evidente de la participación activa de la mujer en la danza vizcaína y en una época muy antigua», advierte el sociólogo, investigador y amante del folclore vizcaíno Iñaki Irigoien. Pero aún hay más. «Por su figura, el baile que hace semeja al aurresku que mujeres de Lekeitio aún conservan« y que no sólo han transmitido de generación en generación, sino que han enseñado a otros grupos de danzas del territorio.
El aurresku que por lo general se tiene en mente, esa especie de reverencia con la que se suele recibir a las autoridades en las inauguraciones de grandes eventos, es un extracto un baile que dura 25 minutos, es menos solemne, con menos vueltas y más festivo. La versión corta se ha hecho popular en homenajes, bodas y actos públicos. ¿Recuerdan al dantzari que, a 27 metros de altura sobre la ría, en el puente de La Salve, lució hace unos años su agilidad para dar inicio a la primera competición de Red Bull Cliff diving en la plataforma de saltos que tuvo lugar en Bilbao? Un solo bailarín y varón, lo habitual. Estamos ante otro caso de distorsión machista de la historia. Porque en este baile, también llamado soka-dantza (se baila en corro o en cuerda), eguzki-dantza (antiguamente se bailaba al salir y al ponerse el sol y a mediodía) y dantza-luze (por su duración, larga), «desde el siglo XVI han participado más las mujeres y han sido ellas las encargadas de dirigirlo». Irigoien sostiene que ha sido la danza «mixta» y «social» más importante del País Vasco. «La más genuina, realizada posteriormente con profusión en Bizkaia».
Buceando en documentos históricos y desempolvando archivos en ayuntamientos, ha determinado que ya se enseñaba,entre mujeres, en el año 1588 en una escuela de baile que había en la calle Askao de Bilbao. Así lo expone en una publicación editada por Bizkaiko Dantzarien Biltzarra, federación que aglutina a un centenar de grupos de danzas en Bizkaia y a cerca de 4.000 dantzaris, y que el domingo presentará en el Museo Vasco de Bilbao. Las integrantes de Etorkizuna Dantza Taldea de Lekeitio bailarán un aurresku en el atrio del Museo.
Con mantones de Manila
«Lo recuperamos en 1975 y cada año lo bailamos por San Pedro. También nos han llamado de otros grupos que quieren aprenderlo», explica Maider Madarieta, directora de este colectivo de danzas vascas. «Es complicado, requiere tener aguante y fondo», advierte. Además necesita un espacio amplio, porque lo interpretan entre ocho y doce chicas que, a su vez, sacan a otros tantos hombres de entre el público congregado, «a veces a algún turista despistado». Madarieta subraya otra gran diferencia de este aurresku con el masculino. «Los pasos son diferentes, los chicos levantan más la pierna y nosotras punteamos más». «Las mujeres llevan falda y no tiene sentido levantar la pierna como los hombres», apunta Iñaki Irigoien. A propósito de la vestimenta de las aurreskularis. «Llevamos sobre los hombros mantones de Manila y de cachemir. Un mantón de cachemir de segunda mano y con agujeros no baja de los 500 euros. El año pasado hicimos un llamamiento en el pueblo y muchas encontraron en casa los de sus amamas. Los de Manila los compramos en Sevilla», añade Madarieta.
El 19 de marzo, festividad de San José, habrá ocasión de ver otro aurresku femenino en el barrio bilbaíno de Deusto, en este caso a cargo de Bihotz Alai, grupo en activo desde 1958. «Todos los años bailan chicas nuevas. Se realiza una convocatoria abierta, en todos los grupos de euskal dantzak de Deusto», señalan. En una publicación de 1846, titulada 'Revista pintoresca de las provincias bascongadas' y recogida por Iñaki Irigoien se lee que en esta zona de Bilbao era costumbre que después de la misa mayor bailaran un zortziko las mujeres casadas, en el que se daba el primer puesto, es decir, el aurresku (primera mano), a la mejor danzarina del pueblo. En el siglo XX también se encuentran pruebas de la permanencia de este baile. En 'Nervión', por ejemplo, se habla de la fiesta que siguió al «colosal triunfo alcanzado por los bogadores santurzanos en las grandes regatas del Abra». «Después de la misa –rememora– bailaron un aurresku distinguidas señoritas». El acontecimiento lo grabó un americano, y aún se conserva esta película.
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